miércoles, 23 de septiembre de 2015

2do programa: No son palabritas.


La siguiente historia nos la contó una dama mediante nuestra página de Facebook. Con la voz de Heleno en la canción «No son palabritas», les complacemos con el relato:
Hola, ¡qué maravilloso es volver a recordar mi historia de amor... Comenzó cuando él y yo teníamos 13 y 14 años, allá por el año 1972. Éramos vecinos y estudiantes. Él estudiaba en la escuela Tiburcio Macías y yo en la Horacio Hidrovo Velásquez. En la actualidad todavía está la casa esquinera en la calle Chile y Alajuela.
Así empieza su relato... Al parecer, es otra linda historia que comienza en la infancia. Qué hermoso ha de ser para nuestra amiga recordar esos momentos, ¿no? Después nos comenta que:
Este enamoramiento de niños fue algo... ¿cómo lo digo?, problemático, ya que a mi madre no le gustaba él. Pero fue tanto nuestro amor que nada ni nadie nos pudo separar. Pasó el tiempo y él se fue del barrio, así que nos dejamos de ver. Yo empecé a estudiar la secundaria en el colegio de señoritas Portoviejo y él en el Olmedo. Los chicos que estudiaban ahí solían ir a esperar a las chicas a las puertas del Portoviejo, y aunque aún lo hacen, en aquellas épocas era distinta la forma en que nos enamoraban: con respeto y educación.
Siguiendo con la historia, fue en ese entonces que nos encontramos. ¡Tan grande fue mi emoción! Me invitó a conversar en el antiguo parque Eloy Alfaro debajo de un árbol que todavía está. De él recibí algunos regalos que aún guardo: un joyero musical, una polvera en forma de manzana, fotos dedicadas, cartas, tarjetas con mensajes de amor... y el regalo que más atesoro es la canción con la que pactó nuestro amor: «No son palabritas» de Heleno. Y cierto es, no sólo fueron palabritas sino hechos. Tanto así, que todavía estamos juntos.
Para vernos, teníamos amigos en mi barrio que nos avisaban cuando mi mamá salía a casa de una vecina a ver por la televisión la novela Esmeraldas (para ese entonces sólo la vecina tenía un televisor en blanco y negro). A pesar del esfuerzo de nuestros amigos, mi madre se enteró de que yo me veía con él. ¡Aún no sé cómo lo hizo! 
Con una sonrisa, nuestra querida dama recuerda aquel momento.
¡Mi mamá me dio una paliza e incluso me sacó del colegio y me mandó a estudiar a Quito! Sin embargo, él me fue a buscar hasta allá. Mi hermano, con quien vivía, se enteró de que él estaba ahí y recibí otra paliza de su parte.
Después de tantos contratiempos, no nos quedó más remedio que formar un hogar cuando ambos éramos estudiantes, allá por el año de 1982. Dos años más tarde, nos casamos. En la actualidad, tenemos 55 y 56 años respectivamente y no tenemos hijos por cosas del destino. Pero nos hemos visto crecer, hemos sido adolescentes, jóvenes y adultos juntos, y ahora estamos próximos a la vejez... 
Tenemos 43 años siendo pareja y ambos somos docentes. La vida nos ha puesto muchas pruebas, pero hemos sabido afrontarlas. Así es el amor... ¡Y bueno! Esta es mi historia; si yo pusiera interés hasta escribiría un libro sobre este cuento. Todavía hay muchas cosas que contar, tantas experiencias vividas que ambos guardamos... Gracias por transmitir mi historia de amor.
Y así termina este hermoso relato. En aquel tiempo era así, ¿no? Los chicos iban a los colegios para señoritas y las enamoraban de las formas más bonitas, con respeto y consideración. Me alegro por nuestra amiga oyente que envió su historia; a pesar de las dificultades, como ella mencionó, nada ni nadie los pudo separar y hoy disfrutan de ese amor sincero que sienten como si fuera la primera vez.
Para terminar con este post, les dejo con una frase de Jakcson Brown Jr.:
Los hombres y las mujeres a veces descubren que es difícil encontrar a la pareja deseable para el matrimonio. Puede ser cierto. Pero hay otro componente en la situación: no es suficiente encontrar a la persona adecuada, nosotros debemos ser la persona adecuada.
Historia emitida 20/09/2015.

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