martes, 17 de noviembre de 2015

7mo programa: Él me mintió.

Y para concluir con las historias que contamos el domingo 1 de noviembre, aquí está el triste relato de una dama que pidió la melodía «Él me mintió» de Amanda Miguel y «Volver a comenzar», de Silvana.


Permítame felicitar el programa. Es excelente, lcda. Gustosa de saludarla y agradecer por permitirme recordar con mucha nostalgia los momentos vividos...
Lcda. Bexy: en el año de 1971 conocí a un hombre mayor a mí cinco años. Mis padres nunca lo aceptaron pero yo me enamoré profundamente de él: por su forma de ser, por ser un caballero, por ser muy educado, por tratarme tan bien... Él era detalloso en todos los aspectos y a pesar de que mis padres no lo aceptaban, yo seguía enamorándome de él. 
Un año después (en el 72), me propuso matrimonio y yo acepté. Mi padre no estuvo presente en la boda, lo cual me dolió demasiado. Pero eso era un indicio de que lo que había empezado mal, acabaría igual. Lo que más me afectó, licenciada, es que el hombre al que yo había entregado todo mi amor me falló... Dos meses después de habernos casado, apareció una señora con tres hijos diciendo que él era su esposo y que tenían una familia. ¡Yo no supe qué decir! Mi corazón se hizo pedazos en ese momento. Miré a los niños y me pregunté a mí misma «¿qué hice?», «¿por qué a mí?» «¡Mi padre tenía razón!». Él me había dicho:
—Hija, no te cases con él. No me parece muy sincero este hombre; es muy empalagoso...
Recuerdo aquellas palabras de mi padre y el hecho de que no le hice caso.
—Pensé que me era sincero —le dije a la señora—. No se vaya, espere hasta que llegue mi esposo, por favor...
Y así hizo. Cuando él llegó, uno de los niños corrió hacia sus brazos y le dijo «papito, ¿dónde estabas? Te quiero mucho».
Créalo, licenciada, me sentí morir. Por su parte, él no supo qué hacer ni qué decir. Se puso pálido y nervioso. Ella lo increpó:
—¿Por qué nos dejaste? Te fuiste sin decir nada y te casaste con otra persona, teniéndonos a nosotros. ¡Dime, ¿qué te hicimos?! ¿Por qué te fuiste?
Yo no resistí más y entré a mi casa (ya que estábamos en el patio) y me puse a llorar. Él entró y me dijo:
—Negra, sé que te he decepcionado. Te he fallado por no decirte que tenía tres hijos. ¡No quería perderte! Es que yo te amo de verdad y por eso me casé contigo. Lo de esa señora sólo fue una aventura. Yo no estoy enamorado de ella.
Y yo le contesté:
—Si fue una aventura ¿por qué tuviste tres hijos ¡de ella!? Aunque no estabas casado ya tenías una familia y esos niños no tienen la culpa de todo esto... Ten la bondad, no te quiero ver nunca más. Voy a superar esto algún día, así que vete.
Me separé de él, licenciada. A los dos años me comprometí con otra persona y tuve una sola hija, pero nunca más fui feliz, porque ese engaño me marcó para toda la vida...

Qué difícil que es la vida. Haberse enamorado tan perdidamente de alguien y haber sufrido este pesar dos meses después de la boda... Pero cada quién conoce sus batallas y lo complicado que es sobrellevarlas.
A veces nuestros padres se oponen a ciertas decisiones que deseamos tomar, pero su experiencia y ojos atentos se dan cuenta de esas cosas importantes que nosotros, enamorados, no podemos ver. Y por eso escucharlos no nos hace daño. Siempre digo: ¿cómo podemos estar tan seguros de conocer totalmente a alguien más, si nunca llegaremos a conocernos completamente a nosotros mismos?
Amemos, sí, pero démonos el derecho de dudar, porque nadie es cien por ciento bueno en esta vida, ni nadie es cien por ciento malo.
Historia emitida: 01/11/2015.

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