martes, 15 de marzo de 2016

9no programa: El viento a tu favor.

La siguiente historia fue contada por un caballero, y en honor a sus recuerdos pidió la canción de Camilo Sesto «El viento a tu favor».


Saludos cordiales a quienes conforman este hermoso programa. A pesar de la distancia, lo escucho fielmente.
Señora Bexy; me enamoré a los 14 años de una persona mayor a mí 7 años. Cuando mis padres se enteraron, me llamaron la atención y no aceptaron el hecho, así que me llevaron donde mi abuela paterna para que conversara conmigo. Ella me dijo:
—Usted es un niño todavía, siga estudiando. Además, esa chica es mayor a usted. Eso no es amor, usted se ha ilusionado con ella. Simplemente eso no puede ser.
Sra. Bexy, ¿qué podía hacer si ella me buscaba y yo realmente me había ilusionado? En el colegio, pasaba la mayor parte del tiempo con ella. Un día, a la salida, me agarraron por la espalda y me dieron una paliza diciéndome esto:
—Esto es por meterte con cosas ajenas.
Y yo les decía:
—¿De qué me hablan? ¿Quiénes son ustedes?
Pero no me contestaron y me dejaron golpeado en el piso. Unos compañeros que iban atrás me auxiliaron y localizaron a mis padres. Cuando ya estaba recuperado de la paliza, regresé al colegio y me enteré que la chica de la que yo estaba ilusionado se había ido con otra persona. Recién ahí me di cuenta de que ella estaba jugando con dos personas.
Sufrí un tiempo porque en realidad no sabía si era amor o ilusión de adolescentes. Me eduqué, soy profesional, conocí a la persona que ahora es mi esposa y soy muy feliz en mi hogar.
Siempre aconsejo a mis hijos que no se enamoren a muy temprana edad. Considero que primero hay que realizarse profesionalmente y después pensar en tener una pareja. Por eso, licenciada, bendigo y aplaudo por su programa, que no solo nos permite escuchar las historias de amor y las canciones del recuerdo, sino que nos enseña y hace reflexionar más que todo a los jóvenes que deben aprender a controlar sus emociones, a fijarse una meta en lal vida, saber que para formar un hogar hay que estar preprarado... No es fácil, licenciada. Jóvenes de mi patria: primero estudien, saquen una profesión para que cuando formen una familia, tengan cómo brindarle una buena estabilidad.
Una historia interesante narrada desde el corazón de un caballero. En el mundo hay de todo, y así como hay hombres que juegan con el corazón de las damas, también hay mujeres que hacen trizas el alma de los caballeros. Es importante no dejarse llevar de las emociones y saber distinguir a quienes nos quieren, de quienes quieren jugar con nuestros corazones. Porque no todo lo que brilla es oro y no todos los días oscuros son tristes.
Historia emitida: 15/11/2015.

domingo, 13 de marzo de 2016

9no programa: Señora bonita.

Y a partir de ahora les contaré las historias relatadas en el noveno programa, datado el domingo 15 de noviembre.
Esta historia es contada por un caballero, que pidió la canción «Señora bonita» para amenizar su relato.

Saludos efusivos a quienes conforman tan hermoso programa. Permítame felicitar a Radio Farra por innovar programas que llegan al corazón de nosotros los oyentes. 
He estado escuchando su programa y en realidad es muy hermoso. Soy un hombre de 68 años de edad y me deleito con la música romántica del ayer que nunca pasará de moda.Escuchando su programa me he motivado a contarle mi historia de amor...
Siempre me han gustado mucho las mujeres y de joven andaba por ahí tras ellas. Cuando cumplí los 22 años conocí a una joven que vino con unos primos a visitarnos y nos enamoramos. A los cuatro meses me la llevé. Después me di cuenta de que no la amaba. que no era el amor de mi vida. No sabía qué hacer porque ella enseguida salió embarazada.
Le comuniqué a mis padres que no la quería y ellos me contestaron:
—Nadie te mandó, así que asume tu responsabilidad.
Pasó el tiempo y no separamos. Volví a andar por ahí, y un día saliendo de mi trabajo vi pasar a una hermosa mujer. No sé que me pasó porque quedé paralizado. Le pregunté a mi compañero quién era ella, y me contestó que era la esposa de un amigo. Así que lo dejé pasar...
Me fui a mi casa y en la noche soñé con ella. Me desperté y me pregunté: «¿qué me pasa? ¡No puedo mirarla! Es una mujer casada».
Al otro día le conté a mi compañero que había soñado con ella. Él me dijo:
—Borra a esa señora de tu mente. ¡Es casada!
Yo le dije: —Lo sé, pero no entiendo qué me pasa... No se me borra su imagen.
Un día fuimos a una fiesta y cuál es mi sorpresa que ahí estaba ella con su esposo. No podía evitarlo; pasé mirándola toda la noche. Ella trataba de esquivar mi mirada y de pronto el sentimiento era más fuerte que yo. Así que me fui de la fiesta. Sabía que no estaba al alcance mío.
En ese sentido he sido un hombre respetuoso con lo ajeno.
Traté de salir con otras damas, pero no lograba enamorarme; me sentía vacío todo el tiempo. Un día estaba yo en una farmacia y ella se acercó a comprar. Créalo que la vi más hermosa que nunca. La miré profundamente y me retiré de la farmacia. Ella, desde luego, no se daba por enterada porque no éramos amigos; apenas nos habíamos visto alguna vez. Era una señora joven y muy respetada y, por lo que sabía, vivía muy feliz con su esposo y su hija.Una época, pasó cerca de mí así que me armé de valor y le canté en boz baja «Señora bonita, hay algo en su boca..., tiene algo en su cuerpo que al verla amor me provoca», ¡y ella alcanzó a escuchar! Miró hacia donde yo estaba y me dijo:
—¡A usted qué le pasa! Respete, soy una mujer casa y muy feliz. ¡Atrevido!
Yo le contesté:
—Discúlpeme señora.
Y salí lo más rápido que pude del lugar. Créalo, licenciada, ese amor era más fuerte que yo. Pero en silencio no podía hacer nada. un día me dije: «voy a buscar una mujer que me queira y respete para no quedarme solo». Y así fue. Conocí a una chica que tenía dos hijos. Salimos un tiempo pero era imposible, yo ya no podía enamorarme. Sin embargo, me uní con ella y le dije la verdad, que íbamos a estar juntos pero que si no funcionaba, nos separábamos. 
Pasaron los años y me enteré que la señora a la que yo había amado en silencio Dios se la había llevado. Qué dolor sufrí en mi corazón... A pesar de que nunca me acerqué ni tuve nada con ella, me dolió tanto su partida.
Siempre la recuerdo con mucha nostalgia, licenciada. Cómo es la vida, ¿no? El corazón de uno no se manda, no sabe de fronteras, pero la mente domina todo y es la que tenemos que controlar y no dejarnos llevar para no complicarnos la vida. Siempre me he preguntado: «yo que soy un hombre respetuoso con las mujeres ajenas, ¿por qué me tuve que enamorar de alguien que nunca podía ser...?»
Me gustaría decir una última cosa antes de terminar: siempre he admirado y felicitado a las damas que respetan a su pareja. También agrego que mi respeto y admiración es con todas las mujeres del mundo y sobre todo con esas tres damas que se encuentran en el panel conduciendo este hermoso programa.
La narración de nuestro querido caballero es encantadora, más que nada por la sana y pura adoración con la que detalla a la dama que robó su corazón. Una historia que alguna vez fue, y no pudo ser, como lo relata aquí nuestro oyente.
Muchas veces hay amores imposibles en vida, que duelen con cada respiración que damos al pensar en ese ser. La muerte lo único que hace es inmortalizar en nuestros corazones esa imposibilidad atrayente y ensombrecer nuestros recuerdos con la melancolía de algo que, como simples humanos, no somos capaces de tener.
Pero vivir con ello no es tan difícil como saber que la única distancia que les separan es la diferencia entre vida y muerte. La primera no fue diseñada para ser fácil, y la segunda requiere de los enredos del destino. Y después está el amor.
Historia emitida: 15/11/2015.

domingo, 20 de diciembre de 2015

8vo programa: Engañada y dolida.

La noche del ocho de noviembre contamos dos historias. Para finalizar el programa, ésta fue la última en relatarse, desde la perspectiva de una dama a la que el amor le dejó un trago amargo...

Saludos cordiales, Radio Farra.
Me siento emocionada de saber que en esta emisora contamos con un programa dedicado a las historias, a lo mejor de nuestras infancias, a lo mejor de nuestra actualidad. En fin, nos hacen recordar aquellos momentos tan bonitos, o tal vez un poco melancólico pero que al final es hermoso recordar.
Sra. Bexy: mi historia de amor empezó cuando yo tenía 19 años recién cumplidos. Me enamoré de un chico que siempre iba a la puerta de mi colegio. Nunca se me acercó.Cuando yo era estudiante, él iba por otra chica y siempre lo veía. Pasó el tiempo y nos encontramos en una fiesta. Desde ahí nos hicimos enamorados. 
Estuvimos juntos 3 años pero discutíamos porque él era un hombre muy celoso; no permitía que nadie se me acercara porque eso lo enojaba. Sin embargo, yo lo quería y le perdonaba sus berrinches. Él me decía que me celaba porque me quería y como yo estaba enamorada, le creía lo que me decía. Tampoco le gustaba que saliera sin avisarle. Yo le contaba a mi hermana y ella me decía:
—Ñaña, no te confíes. A lo mejor es un hombre muy mujeriego y quiere taparlo aparentando que por celoso no quería que tú salieras. No te confíes. A mí no me da buena espina, pero allá tú.
Ay, sra. Bexy... Dicen que el amor es ciego y es que así se pone una cuando está enamorada.
Él era todo un hombre detalloso que siempre me decía que me amaba. Lo que nunca pensé es que me fuera a traicionar con una de mis primas. ¡Estaba conmigo y al mismo tiempo vacilaba con mi prima! Qué dolor tan grande, porque mi prima sabía de nuestro romance... Qué traicioneros los dos.
Cuando me enteré, sentí morir. ¡No lo podía creer! Esperé encontrarnos como de costumbres y le pregunté cara a cara lo que estaba sucediendo, y tuvo la audacia de negarlo todo. Esa tarde lo dejé botado y me fui a la casa de mi prima. Le pregunté y ella también me lo negó.
Me sentí confundida así que llamé a mi amiga y le pregunté:
—¿De dónde sacaste que ellos dos andan juntos si me aseguraron que no es cierto?
Entonces ella me contestó:
—Si quieres creerme o no, allá tú. Después no digas que soy mala amiga porque no te lo dije. Yo los he visto juntos y bien románticos para ser sincera. Los dos te están engañando.
No sabía que hacer. Yo lo amaba pero al mismo tiempo me sentía engañada. Quise asegurarme con mis propios ojos así que en una ocasión que me avisaron que mi prima había seguido, aproveché y la seguí. Sentía que todo mi cuerpo se desmayaba pero me mantuve fuere porque sabía que era la única manera de salir de dudas. Y efectivamente, lo comprobé: los dos me estaban engañando. Los enfrenté diciendo:
—Sólo quería comprobarlo con mis propios ojos, canallas. No quiero verlos nunca más.
Me regresé destrozada. Llamé a mi amiga y le conté lo sucedido. Sra. Bexy, eso me marcó de por vida: tanto así que no podía enamorarme otra vez... Sentía tanta desconfianza...
Al tiempo conocí a un jhoven que se enamoró de mí pero yo no podía. Pasó el tiempo y me casé con él, pero sin amor. Aún estamos juntos y creo que aprendí a quererlo. Le conté lo sucedido y él me comprendió. Me dijo que poco a poco lo iba a amar, porque él se encargaría de que eso sucediera. Él me ha respetado siempre y es un buen hombre.
Dios me bendijo después de haber sufrido tanto: apareció otra persona con un gran corazón y ahora tenemos dos hijos. Él ya tenía otra hija pero nos llevamos bien. Ha sido la cura para mi corazón roto.
Que el amor es ciego y la locura lo acompaña dicen... pero a veces no es amor. A veces no nos aman como nos dicen hacerlo, ni nosotros amamos como pensamos. A veces simplemente es ilusión, obsesión o la confusión de sentir por primera vez cosquillas en el vientre y el corazón latir a mil. Así que nos sentimos desorientados (y de ahí que digan que la locura nos toma de la mano) y creemos con toda la fuerza que tenemos, nos entregamos por completo sin dejar nada para nosotros, pensando que lo que recibiremos de la otra persona será suficiente para suplir ese vacío que creamos por nuestra propia cuenta. Y cuando nos engañan o nos dejan, no tenemos nada con qué aferrarnos y decidimos no volver a creer, porque nos harán daño. Pero qué equivocados que estamos, porque el daño que nos puedan hacer está determinado por la tolerancia que tengamos hacia este y el amor que tengamos por nosotros mismos. Antes de amar a otra persona, hay que recordar que nadie es indispensable y la única persona que quedará con nosotros hasta el día de dormir bajo metros de tierra o volvernos cenizas somos nosotros mismos... Por lo tanto a quien primero debo amar es a mí misma. Usted a usted mismo.
El punto es el amor no es el que nos daña, si no que nuestros errores y las pocas fuerzas que ponemos en solucionarlos son los que le dan la mala fama y por eso muchos no vuelven a creer.
Historia emitida: 08/11/2015.

8vo programa: Dicen que así debe ser.

¡Buenas tardes, queridos amigos oyentes!
La tarde de hoy les traemos las historias relatadas el domingo ocho de noviembre, en nuestra octava emisión.
La primera historia es relatada por una dama, la cual pidió dos canciones para acompañar su recuerdo.

Saludos, estimada licenciada. En primer lugar, permítame felicitarla por tan maravilloso programa que nos permite recordar cosas maravillosas que tenemos guardadas en el cofrecito de los recuerdos.
Verá, licenciada... Conocí a mi pareja cuando yo tenía 16 años. Creo que fue amor a primera vista, pero con mucha pena a esa edad mis padres jamás iban a aceptar que yo me enamorara ya que para ellos yo todavía era una niña y no podía enamorarme.
Este joven, del que quedé flechada, estudiaba en Guayaquil y venía los fines de semana a visitar a sus padres. Yo simplemente lo veía pasar.
Me enamoré locamente de él y él de mí. ¡Ambos sentíamos mucha atracción! Pero mis padres se enteraron, y como le dije licenciada, no aceptaron. Mi madre me dijo:
—Hija, estudia primero. Estás muy joven todavía. Goza de tu juventud, sé profesional y después tendrás mucho tiempo para enamorarte y disfrutar con la pareja que escojas... Además, tu padre jamás lo va a permitir. Concoes cómo es él. El anhelo que tenemos es que seas una mujer profesional, que puedas trabajar en un futuro y además cuando piense en el matrimonio, tengas una profesión y un empleo para que obtengas tu independencia económica. Hija, no te cases jovencita..., después vienen los arrepentimientos porque no has disfrutado de la vida. Ya sabes que lo primero que vienen en camino son los hijos.
Con todo lo que mi madre me dijo, me calmé y un poco y me dediqué a estudiar. No tuve contacto con esa persona; traté de alejarme lo más que pude. Terminé mi carrera de economista y por circunstancias de la vida me presentaron una propuesta de trabajo en Latacunga y me fui. Por allá conocí a otra persona y empezamos a salir pero no funcionó.
Pasó el tiempo y me volví a encontrar con mi primera ilusión. Cuando nos vimos, me di cuenta de que no lo había olvidado, de que todavía sentía algo por él y creo que él también. Nos saludamos y me preguntó:
—¿Qué es de tu vida?
A lo que contesté:
—Me hice profesional y trabajo en Latacunga.
Entonces él dijo:
—¿Sabes? Desde la primera vez que nos conocimos, jamás dejé de pensar en ti. Tuve un compromiso pero no funcionó y me separé. No sé si te gustaría intentarlo de nuevo..., después de todo, ya somos adultos y sabemos lo que queremos.
Yo acepté, así que estuvimos 6 meses de enamorados formalmente. Después hablamos con mis padres para que me dieran el consentimiento de casarnos y así fue: nos casamos y tuvimos 4 hermosos hijos (tres mujeres y un varón).
Creo que hemos sido felices. Nos hemos respetado mutuamente. A nuestros hijos los supimos criar con valores y sencillez. Aún sigo amando a mi viejito a pesar de la edad que tenemos. Nunca nos hemos faltado el respeto y mis hijos nunca vieron mal ejemplo.
Ha sido un amor duradero...

Felicitaciones a nuestra amiga oyente que ha tenido una vida satisfactoria en todos los aspectos y que goza del amor del hombre del que se enamoró por primera vez siendo una joven y del que sigue enamorada hoy siendo una mujer hecha y derecha. Una historia como las que nuestras madres desearían para todos nosotros, ¿no?
Historia emitida 08/11/2015.

sábado, 21 de noviembre de 2015

¿Quiénes somos?

Y después de varias semanas estando al aire y contando las historias por este medio, es hora de darles un indicio de quiénes estamos detrás del micrófono y el monitor.


~*~

Lcda. Bexy Santos de Narváez, conductora y productora del programa Historias de Amor.
«No des puntapiés a las colmenas, es decir; no le hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti», es lo que suele decir al culminar el programa orientativo «Vida familiar» del cual también es conductora, y con esta frase se caracteriza por ser una mujer luchadura y que no desea mal al que se lo proporciona. Bendecida por tener una familia que la quiere y que está con ella en las buenas, en las malas y en las peores. Oriunda de Flavio Alfaro, reside en Portoviejo desde los quince años, y a sus cinco décadas, dedica su amor a la ciudad que la vio crecer.
Enseña a niños de primer año de básica en la escuela fiscal Gran Colombia y su adoración son sus pequeños. Tanto los niños de Rocafuerte (a los que dio clases por más de quince años) como sus pequeños de la actual escuela la conocen como la Tía Bexy, una mujer llena de amor para su trabajo y su familia.
Es una persona muy curiosa y le gusta estar investigando sobre cosas que no conoce, especialmente sobre las frutas y las plantas y las propiedades que estas contribuyen a la salud. Cree ferviertemente en Dios y en los ángeles y arcángeles, y siempre está pidiendo por su familia y por los que más lo necesitan.
Para ella, el amor va más allá de las palabras. Se demuestra con actos y debe estar acompañado del respeto que cada ser humano se merece. Como en todo matrimonio, ha tenido altos y bajos con su esposo, Víctor, pero ambos han superado las adversidades y se han demostrado que las imperfecciones del ser humano se pueden reparar y complementar con el amor que nace de sus corazones.
Bexy Jesús del Consuelo es mucho más que este párrafo, pero he aquí una breve descripción de la dama a la que escuchan contar las historias más bonitas y tristes de amor cada domingo al caer el sol.


Bexy Stefanía Narváez Santos, locutora del programa Historias de Amor.
Conocida por ser la intérprete de la canción de los programas «Salud llegó el doctor» y «Vida familiar», y por ser la hija de la licenciada Bexy. Con 18 años, es una joven soñadora y llena de entusiasmo por la vida. Su amor son los gatos y su familia. Los amigos para ella también son una prioridad importante en la vida, la cual es indispensable para ser feliz.
Es una chica creativa y llena de ideas que, cuando las plasma, logra muchos cambios. Le gusta la historia y la música; desde pequeña aprendió a entonar el piano y se desenvuelve bastante bien en este ámbito. 

Constantemente está rescatando animalitos y ubicándolos en hogares donde los puedan querer y cuidar como ella sabe hacerlo con los suyos.
A pesar de la edad que tiene, no teme expresar sus ideas y sus emociones cuando es necesario, y esto es lo que la hace única y adorable.
Tiene un corazón noble e inocente, por lo que sus padres la cuidan como un tesoro. Por otra parte, ella adora a sus padres y los atesora de la misma manera. Está consciente de que sus enseñanzas la han convertido en la persona que es ahora, y es por esto que los cuida con cariño.
Aunque no es una persona con experiencia, ve al amor como algo magnífico y grande que hay que proteger y cultivar día a día para que este no caiga en las manos de la costumbre ni del resentimiento.
Hay mucho que decir sobre una persona tan joven y carismática como Bexy Stefanía, pero entre palabras y palabras, les hemos presentado a nuestra querida relatora de sus historias de amor.


María Esperanza Álava Zambrano, relatora de Historias de Amor y editora del blog.
Son 19 años de vida y nunca ha perdido el momento de expresar sus emociones en párrafos, poemas e historias. Romántica empedernida y soñadora sin fin. Le gusta escribir novelas y pensamientos que suele subir en su blog y compartirlos con sus amigos y familiares, a quienes atesora con todo su corazón y dedica bastante tiempo.
Ama a los animales (en especial a los gatos), y los rescata cada vez que puede junto con Bexy Stefanía (ambas son primas). Con ella disfruta de los fines de semana mientras comen chocolates y ven películas.
La música es parte de su día a día al igual que las puestas de sol, las cuales le fascina ver y fotografiar con su celular. Le encanta disfrutar de los momentos con la intensidad con que estos llegan y rememorarlos en cada paisaje que ve.
Suele estar acompañada de un cuaderno por si se inspira y necesita escribir, y casi siempre tiene un libro a la mano, dejando que su imaginación vuele lejos de la realidad.
María Esperanza es una joven que, como muchos, cree en la sinceridad y la pureza del amor, y tiene la esperanza (como su nombre) de que algún día llegue para ella un amor tan bonito e incondicional como el de su madre.
Las palabras quedan cortas para relatar a una persona, pero entre expresiones y emociones, les hemos presentado a nuestra querida editora del blog.

martes, 17 de noviembre de 2015

7mo programa: Él me mintió.

Y para concluir con las historias que contamos el domingo 1 de noviembre, aquí está el triste relato de una dama que pidió la melodía «Él me mintió» de Amanda Miguel y «Volver a comenzar», de Silvana.


Permítame felicitar el programa. Es excelente, lcda. Gustosa de saludarla y agradecer por permitirme recordar con mucha nostalgia los momentos vividos...
Lcda. Bexy: en el año de 1971 conocí a un hombre mayor a mí cinco años. Mis padres nunca lo aceptaron pero yo me enamoré profundamente de él: por su forma de ser, por ser un caballero, por ser muy educado, por tratarme tan bien... Él era detalloso en todos los aspectos y a pesar de que mis padres no lo aceptaban, yo seguía enamorándome de él. 
Un año después (en el 72), me propuso matrimonio y yo acepté. Mi padre no estuvo presente en la boda, lo cual me dolió demasiado. Pero eso era un indicio de que lo que había empezado mal, acabaría igual. Lo que más me afectó, licenciada, es que el hombre al que yo había entregado todo mi amor me falló... Dos meses después de habernos casado, apareció una señora con tres hijos diciendo que él era su esposo y que tenían una familia. ¡Yo no supe qué decir! Mi corazón se hizo pedazos en ese momento. Miré a los niños y me pregunté a mí misma «¿qué hice?», «¿por qué a mí?» «¡Mi padre tenía razón!». Él me había dicho:
—Hija, no te cases con él. No me parece muy sincero este hombre; es muy empalagoso...
Recuerdo aquellas palabras de mi padre y el hecho de que no le hice caso.
—Pensé que me era sincero —le dije a la señora—. No se vaya, espere hasta que llegue mi esposo, por favor...
Y así hizo. Cuando él llegó, uno de los niños corrió hacia sus brazos y le dijo «papito, ¿dónde estabas? Te quiero mucho».
Créalo, licenciada, me sentí morir. Por su parte, él no supo qué hacer ni qué decir. Se puso pálido y nervioso. Ella lo increpó:
—¿Por qué nos dejaste? Te fuiste sin decir nada y te casaste con otra persona, teniéndonos a nosotros. ¡Dime, ¿qué te hicimos?! ¿Por qué te fuiste?
Yo no resistí más y entré a mi casa (ya que estábamos en el patio) y me puse a llorar. Él entró y me dijo:
—Negra, sé que te he decepcionado. Te he fallado por no decirte que tenía tres hijos. ¡No quería perderte! Es que yo te amo de verdad y por eso me casé contigo. Lo de esa señora sólo fue una aventura. Yo no estoy enamorado de ella.
Y yo le contesté:
—Si fue una aventura ¿por qué tuviste tres hijos ¡de ella!? Aunque no estabas casado ya tenías una familia y esos niños no tienen la culpa de todo esto... Ten la bondad, no te quiero ver nunca más. Voy a superar esto algún día, así que vete.
Me separé de él, licenciada. A los dos años me comprometí con otra persona y tuve una sola hija, pero nunca más fui feliz, porque ese engaño me marcó para toda la vida...

Qué difícil que es la vida. Haberse enamorado tan perdidamente de alguien y haber sufrido este pesar dos meses después de la boda... Pero cada quién conoce sus batallas y lo complicado que es sobrellevarlas.
A veces nuestros padres se oponen a ciertas decisiones que deseamos tomar, pero su experiencia y ojos atentos se dan cuenta de esas cosas importantes que nosotros, enamorados, no podemos ver. Y por eso escucharlos no nos hace daño. Siempre digo: ¿cómo podemos estar tan seguros de conocer totalmente a alguien más, si nunca llegaremos a conocernos completamente a nosotros mismos?
Amemos, sí, pero démonos el derecho de dudar, porque nadie es cien por ciento bueno en esta vida, ni nadie es cien por ciento malo.
Historia emitida: 01/11/2015.

7mo programa: Consejos para un joven.

¡Queridos amigos! Les saludo desde el otro lado de la pantalla.
La noche de hoy les compartiré las historias que se contaron la tarde del domingo primero de noviembre, y así pronto llegaremos hasta las últimas que hemos relatado. (Disculpen siempre la demora en subirlas).
Iniciamos con una historia relatada por una persona joven, tal vez adolescente, que decidió con valentía escribirnos:
Saludos a las personas que conforman el programa "Historias de Amor". A pesar de ser joven, me ha motivado escribirles mi historia.
Conocí a una chica hace tres años en mi colegio. ¡Me movió el piso!, y me enamoré profundamente de ella. Pero de un tiempo para acá, la observo distinta. Le pregunto ¿qué ha pasado?, y ella me contesta que «nada». Pero a través de las redes sociales, descubrí que se escribe con otra persona. Así que le pregunté por qué tenía esos detalles con esa persona y me contestó que «esa es su vida». 
En realidad, no sé qué hacer. Mis amigos me dicen que la han visto con esa persona, y ¿yo qué hago si me siento desesperado? Es que tampoco quiero que me vean la cara... ¿Me podrían orientar?
Querido joven: estás iniciando una etapa de la vida en la que es correcto sentir algo por alguien más, que puede ser de tu misma edad o unos años mayor que tú (porque no todos tienen los mismos gustos o no todos viven las mismas circunstancias). Pero hay ciertas cosas que los adultos no nos enseñan porque no lo creen necesario, o al menos no lo demuestran con sus acciones para que ustedes, los jóvenes, aprendan. Y entre esas cosas está el ser libres y dejar que los demás lo sean (recuerda que ser libre no es lo mismo que ser libertino); respetar el espacio de los demás para que respeten el de nosotros.
Puedes sentir celos porque estás experimentando nuevas sensaciones; puede no gustarte el hecho de que ella se escriba con otra persona, pero no te asfixies con eso. Si ustedes dos son pareja (o novios, como lo llaman ahora), comunícale tu pesar para que lo resuelvan en paz y con tranquilidad, pues eso es lo que deberíamos hacer incluso los adultos (que muchas veces nos exaltamos sin escatimar en los sentimientos ajenos). Y eso, la comunicación, es otra cosa que no nos enseñan, ni con acciones.
En caso de que no sean pareja, no presiones a la dama. Tal vez ella no tenía las mismas intenciones contigo que las que tú tenías con ella. Si le preguntas y aclaras el tema, te podrías dar cuenta de cuáles son sus sentimientos y pensamientos. No podemos intentar conocer a las personas sólo por lo que vemos o lo que nos cuentan.
También recuerda que a nadie le gusta que le impongan las cosas, peor las relaciones. Si vas exaltado a preguntarle qué sucede, ella va a responder a la defensiva, como lo harías tú, como lo haría yo; porque es la forma en la que los humanos reaccionamos cuando nos sentimos incómodos con una exigencia mal planteada.
Y no te dejes llevar por el qué dirán, o por el orgullo que nos hace elevar el pecho intentanto ser grandes. ¿Que te vean la cara? ¡Corazón, si ella te engaña, no te está viendo la cara! Está quedando mal ella porque no demuestra sus valores. Tú siéntete tranquilo si la situación es así, porque es una enseñanza que te da la vida, pero no lo tomes como algo que hiera tu orgullo. Eso es algo que a la larga nos daña y nos hace fríos y distantes, y nadie nació para vivir frío o distante del resto.
Tómalo como el consejo de alguien que quiere que estés bien y piensa siempre antes de actuar. Si los adultos no te enseñan las cosas buenas de la vida, apréndelo en cada lección que ésta te dé.
Historia emitida: 01/11/2015.