Esta historia me está quemando por dentro, sin saber qué hacer...
Soy divorciado, viví una vida muy difícil sentimentalmente. A los tres años de divorciado he conocido a una persona muy especial, que ha hecho que vuelva a creer en el amor. Los dos estamos libres pero ambos tenemos hijos. El asunto es que ninguno de ellos acepta este romance y se nos torna muy difícil. Mis hijas no están de acuerdo y sus hijos peor.
La semana pasada, una de mis hijas se encontró con uno de los hijos de ella y la situación se volvió bochornosa. Estaban en un lugar donde había público y se dijeron cosas bastante fuertes.
En realidad, licenciada, estoy muy triste porque amo a mis hijos, pero ¿no cree usted que merezco una nueva oportunidad? Y ella también..., ambos la merecemos.
Sí, amigo... ¡Tiene el derecho a ser feliz!
Los hijos deberíamos pensar en todo lo que hicieron nuestros padres por nosotros, el amor que depositaron en cada uno de nuestros pasos y la paciencia con la que aceptaron nuestros errores y nos guiaron por el camino del bien... Entonces ¿por qué no dejarles ser felices?
En ocasiones esa felicidad puede representar un empleo, la jubilación; a veces es vivir con nosotros, sus hijos, o lo contrario, vivir apartados de todos, en la tranquilidad del campo o el tedío de la ciudad. ¡Es su felicidad! Y esa felicidad, a veces suele ser el amor... Sí, porque para el amor no hay edad. Y es que cuando crecemos, empleamos el vuelo y formamos nuestro propio hogar. Pero nuestros padres quedan solos, el uno con el otro. Y en el peor de los casos, cuando uno de los dos falta (ya sea por divorcio, como en este caso, o por el fallecimiento de cualquiera de los dos), la soledad no es la mejor compañía, y el amor de los nietos y los demás parientes no llena ese vacío que queda en el corazón... Entonces aparece un nuevo amor; con canas, arrugas y una historia pesada sobre los hombros. Pero es un amor. ¿Por qué no dejarlos ser felices? ¡Es su vida, y como tal, deben vivirla!
Nunca sabemos cuándo hemos de partir, pero mientras tanto, vivamos y dejemos vivir en el regocijo del amor y de la felicidad. Y si, como hijos, estamos preocupados por los problemas que tendrán como pareja, dejémosles ser..., pues si ya han manejado una vida entera, podrán con los años y los problemas que vendrán.
Historia emitida 04/10/2015.