domingo, 20 de diciembre de 2015

8vo programa: Engañada y dolida.

La noche del ocho de noviembre contamos dos historias. Para finalizar el programa, ésta fue la última en relatarse, desde la perspectiva de una dama a la que el amor le dejó un trago amargo...

Saludos cordiales, Radio Farra.
Me siento emocionada de saber que en esta emisora contamos con un programa dedicado a las historias, a lo mejor de nuestras infancias, a lo mejor de nuestra actualidad. En fin, nos hacen recordar aquellos momentos tan bonitos, o tal vez un poco melancólico pero que al final es hermoso recordar.
Sra. Bexy: mi historia de amor empezó cuando yo tenía 19 años recién cumplidos. Me enamoré de un chico que siempre iba a la puerta de mi colegio. Nunca se me acercó.Cuando yo era estudiante, él iba por otra chica y siempre lo veía. Pasó el tiempo y nos encontramos en una fiesta. Desde ahí nos hicimos enamorados. 
Estuvimos juntos 3 años pero discutíamos porque él era un hombre muy celoso; no permitía que nadie se me acercara porque eso lo enojaba. Sin embargo, yo lo quería y le perdonaba sus berrinches. Él me decía que me celaba porque me quería y como yo estaba enamorada, le creía lo que me decía. Tampoco le gustaba que saliera sin avisarle. Yo le contaba a mi hermana y ella me decía:
—Ñaña, no te confíes. A lo mejor es un hombre muy mujeriego y quiere taparlo aparentando que por celoso no quería que tú salieras. No te confíes. A mí no me da buena espina, pero allá tú.
Ay, sra. Bexy... Dicen que el amor es ciego y es que así se pone una cuando está enamorada.
Él era todo un hombre detalloso que siempre me decía que me amaba. Lo que nunca pensé es que me fuera a traicionar con una de mis primas. ¡Estaba conmigo y al mismo tiempo vacilaba con mi prima! Qué dolor tan grande, porque mi prima sabía de nuestro romance... Qué traicioneros los dos.
Cuando me enteré, sentí morir. ¡No lo podía creer! Esperé encontrarnos como de costumbres y le pregunté cara a cara lo que estaba sucediendo, y tuvo la audacia de negarlo todo. Esa tarde lo dejé botado y me fui a la casa de mi prima. Le pregunté y ella también me lo negó.
Me sentí confundida así que llamé a mi amiga y le pregunté:
—¿De dónde sacaste que ellos dos andan juntos si me aseguraron que no es cierto?
Entonces ella me contestó:
—Si quieres creerme o no, allá tú. Después no digas que soy mala amiga porque no te lo dije. Yo los he visto juntos y bien románticos para ser sincera. Los dos te están engañando.
No sabía que hacer. Yo lo amaba pero al mismo tiempo me sentía engañada. Quise asegurarme con mis propios ojos así que en una ocasión que me avisaron que mi prima había seguido, aproveché y la seguí. Sentía que todo mi cuerpo se desmayaba pero me mantuve fuere porque sabía que era la única manera de salir de dudas. Y efectivamente, lo comprobé: los dos me estaban engañando. Los enfrenté diciendo:
—Sólo quería comprobarlo con mis propios ojos, canallas. No quiero verlos nunca más.
Me regresé destrozada. Llamé a mi amiga y le conté lo sucedido. Sra. Bexy, eso me marcó de por vida: tanto así que no podía enamorarme otra vez... Sentía tanta desconfianza...
Al tiempo conocí a un jhoven que se enamoró de mí pero yo no podía. Pasó el tiempo y me casé con él, pero sin amor. Aún estamos juntos y creo que aprendí a quererlo. Le conté lo sucedido y él me comprendió. Me dijo que poco a poco lo iba a amar, porque él se encargaría de que eso sucediera. Él me ha respetado siempre y es un buen hombre.
Dios me bendijo después de haber sufrido tanto: apareció otra persona con un gran corazón y ahora tenemos dos hijos. Él ya tenía otra hija pero nos llevamos bien. Ha sido la cura para mi corazón roto.
Que el amor es ciego y la locura lo acompaña dicen... pero a veces no es amor. A veces no nos aman como nos dicen hacerlo, ni nosotros amamos como pensamos. A veces simplemente es ilusión, obsesión o la confusión de sentir por primera vez cosquillas en el vientre y el corazón latir a mil. Así que nos sentimos desorientados (y de ahí que digan que la locura nos toma de la mano) y creemos con toda la fuerza que tenemos, nos entregamos por completo sin dejar nada para nosotros, pensando que lo que recibiremos de la otra persona será suficiente para suplir ese vacío que creamos por nuestra propia cuenta. Y cuando nos engañan o nos dejan, no tenemos nada con qué aferrarnos y decidimos no volver a creer, porque nos harán daño. Pero qué equivocados que estamos, porque el daño que nos puedan hacer está determinado por la tolerancia que tengamos hacia este y el amor que tengamos por nosotros mismos. Antes de amar a otra persona, hay que recordar que nadie es indispensable y la única persona que quedará con nosotros hasta el día de dormir bajo metros de tierra o volvernos cenizas somos nosotros mismos... Por lo tanto a quien primero debo amar es a mí misma. Usted a usted mismo.
El punto es el amor no es el que nos daña, si no que nuestros errores y las pocas fuerzas que ponemos en solucionarlos son los que le dan la mala fama y por eso muchos no vuelven a creer.
Historia emitida: 08/11/2015.

8vo programa: Dicen que así debe ser.

¡Buenas tardes, queridos amigos oyentes!
La tarde de hoy les traemos las historias relatadas el domingo ocho de noviembre, en nuestra octava emisión.
La primera historia es relatada por una dama, la cual pidió dos canciones para acompañar su recuerdo.

Saludos, estimada licenciada. En primer lugar, permítame felicitarla por tan maravilloso programa que nos permite recordar cosas maravillosas que tenemos guardadas en el cofrecito de los recuerdos.
Verá, licenciada... Conocí a mi pareja cuando yo tenía 16 años. Creo que fue amor a primera vista, pero con mucha pena a esa edad mis padres jamás iban a aceptar que yo me enamorara ya que para ellos yo todavía era una niña y no podía enamorarme.
Este joven, del que quedé flechada, estudiaba en Guayaquil y venía los fines de semana a visitar a sus padres. Yo simplemente lo veía pasar.
Me enamoré locamente de él y él de mí. ¡Ambos sentíamos mucha atracción! Pero mis padres se enteraron, y como le dije licenciada, no aceptaron. Mi madre me dijo:
—Hija, estudia primero. Estás muy joven todavía. Goza de tu juventud, sé profesional y después tendrás mucho tiempo para enamorarte y disfrutar con la pareja que escojas... Además, tu padre jamás lo va a permitir. Concoes cómo es él. El anhelo que tenemos es que seas una mujer profesional, que puedas trabajar en un futuro y además cuando piense en el matrimonio, tengas una profesión y un empleo para que obtengas tu independencia económica. Hija, no te cases jovencita..., después vienen los arrepentimientos porque no has disfrutado de la vida. Ya sabes que lo primero que vienen en camino son los hijos.
Con todo lo que mi madre me dijo, me calmé y un poco y me dediqué a estudiar. No tuve contacto con esa persona; traté de alejarme lo más que pude. Terminé mi carrera de economista y por circunstancias de la vida me presentaron una propuesta de trabajo en Latacunga y me fui. Por allá conocí a otra persona y empezamos a salir pero no funcionó.
Pasó el tiempo y me volví a encontrar con mi primera ilusión. Cuando nos vimos, me di cuenta de que no lo había olvidado, de que todavía sentía algo por él y creo que él también. Nos saludamos y me preguntó:
—¿Qué es de tu vida?
A lo que contesté:
—Me hice profesional y trabajo en Latacunga.
Entonces él dijo:
—¿Sabes? Desde la primera vez que nos conocimos, jamás dejé de pensar en ti. Tuve un compromiso pero no funcionó y me separé. No sé si te gustaría intentarlo de nuevo..., después de todo, ya somos adultos y sabemos lo que queremos.
Yo acepté, así que estuvimos 6 meses de enamorados formalmente. Después hablamos con mis padres para que me dieran el consentimiento de casarnos y así fue: nos casamos y tuvimos 4 hermosos hijos (tres mujeres y un varón).
Creo que hemos sido felices. Nos hemos respetado mutuamente. A nuestros hijos los supimos criar con valores y sencillez. Aún sigo amando a mi viejito a pesar de la edad que tenemos. Nunca nos hemos faltado el respeto y mis hijos nunca vieron mal ejemplo.
Ha sido un amor duradero...

Felicitaciones a nuestra amiga oyente que ha tenido una vida satisfactoria en todos los aspectos y que goza del amor del hombre del que se enamoró por primera vez siendo una joven y del que sigue enamorada hoy siendo una mujer hecha y derecha. Una historia como las que nuestras madres desearían para todos nosotros, ¿no?
Historia emitida 08/11/2015.

sábado, 21 de noviembre de 2015

¿Quiénes somos?

Y después de varias semanas estando al aire y contando las historias por este medio, es hora de darles un indicio de quiénes estamos detrás del micrófono y el monitor.


~*~

Lcda. Bexy Santos de Narváez, conductora y productora del programa Historias de Amor.
«No des puntapiés a las colmenas, es decir; no le hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti», es lo que suele decir al culminar el programa orientativo «Vida familiar» del cual también es conductora, y con esta frase se caracteriza por ser una mujer luchadura y que no desea mal al que se lo proporciona. Bendecida por tener una familia que la quiere y que está con ella en las buenas, en las malas y en las peores. Oriunda de Flavio Alfaro, reside en Portoviejo desde los quince años, y a sus cinco décadas, dedica su amor a la ciudad que la vio crecer.
Enseña a niños de primer año de básica en la escuela fiscal Gran Colombia y su adoración son sus pequeños. Tanto los niños de Rocafuerte (a los que dio clases por más de quince años) como sus pequeños de la actual escuela la conocen como la Tía Bexy, una mujer llena de amor para su trabajo y su familia.
Es una persona muy curiosa y le gusta estar investigando sobre cosas que no conoce, especialmente sobre las frutas y las plantas y las propiedades que estas contribuyen a la salud. Cree ferviertemente en Dios y en los ángeles y arcángeles, y siempre está pidiendo por su familia y por los que más lo necesitan.
Para ella, el amor va más allá de las palabras. Se demuestra con actos y debe estar acompañado del respeto que cada ser humano se merece. Como en todo matrimonio, ha tenido altos y bajos con su esposo, Víctor, pero ambos han superado las adversidades y se han demostrado que las imperfecciones del ser humano se pueden reparar y complementar con el amor que nace de sus corazones.
Bexy Jesús del Consuelo es mucho más que este párrafo, pero he aquí una breve descripción de la dama a la que escuchan contar las historias más bonitas y tristes de amor cada domingo al caer el sol.


Bexy Stefanía Narváez Santos, locutora del programa Historias de Amor.
Conocida por ser la intérprete de la canción de los programas «Salud llegó el doctor» y «Vida familiar», y por ser la hija de la licenciada Bexy. Con 18 años, es una joven soñadora y llena de entusiasmo por la vida. Su amor son los gatos y su familia. Los amigos para ella también son una prioridad importante en la vida, la cual es indispensable para ser feliz.
Es una chica creativa y llena de ideas que, cuando las plasma, logra muchos cambios. Le gusta la historia y la música; desde pequeña aprendió a entonar el piano y se desenvuelve bastante bien en este ámbito. 

Constantemente está rescatando animalitos y ubicándolos en hogares donde los puedan querer y cuidar como ella sabe hacerlo con los suyos.
A pesar de la edad que tiene, no teme expresar sus ideas y sus emociones cuando es necesario, y esto es lo que la hace única y adorable.
Tiene un corazón noble e inocente, por lo que sus padres la cuidan como un tesoro. Por otra parte, ella adora a sus padres y los atesora de la misma manera. Está consciente de que sus enseñanzas la han convertido en la persona que es ahora, y es por esto que los cuida con cariño.
Aunque no es una persona con experiencia, ve al amor como algo magnífico y grande que hay que proteger y cultivar día a día para que este no caiga en las manos de la costumbre ni del resentimiento.
Hay mucho que decir sobre una persona tan joven y carismática como Bexy Stefanía, pero entre palabras y palabras, les hemos presentado a nuestra querida relatora de sus historias de amor.


María Esperanza Álava Zambrano, relatora de Historias de Amor y editora del blog.
Son 19 años de vida y nunca ha perdido el momento de expresar sus emociones en párrafos, poemas e historias. Romántica empedernida y soñadora sin fin. Le gusta escribir novelas y pensamientos que suele subir en su blog y compartirlos con sus amigos y familiares, a quienes atesora con todo su corazón y dedica bastante tiempo.
Ama a los animales (en especial a los gatos), y los rescata cada vez que puede junto con Bexy Stefanía (ambas son primas). Con ella disfruta de los fines de semana mientras comen chocolates y ven películas.
La música es parte de su día a día al igual que las puestas de sol, las cuales le fascina ver y fotografiar con su celular. Le encanta disfrutar de los momentos con la intensidad con que estos llegan y rememorarlos en cada paisaje que ve.
Suele estar acompañada de un cuaderno por si se inspira y necesita escribir, y casi siempre tiene un libro a la mano, dejando que su imaginación vuele lejos de la realidad.
María Esperanza es una joven que, como muchos, cree en la sinceridad y la pureza del amor, y tiene la esperanza (como su nombre) de que algún día llegue para ella un amor tan bonito e incondicional como el de su madre.
Las palabras quedan cortas para relatar a una persona, pero entre expresiones y emociones, les hemos presentado a nuestra querida editora del blog.

martes, 17 de noviembre de 2015

7mo programa: Él me mintió.

Y para concluir con las historias que contamos el domingo 1 de noviembre, aquí está el triste relato de una dama que pidió la melodía «Él me mintió» de Amanda Miguel y «Volver a comenzar», de Silvana.


Permítame felicitar el programa. Es excelente, lcda. Gustosa de saludarla y agradecer por permitirme recordar con mucha nostalgia los momentos vividos...
Lcda. Bexy: en el año de 1971 conocí a un hombre mayor a mí cinco años. Mis padres nunca lo aceptaron pero yo me enamoré profundamente de él: por su forma de ser, por ser un caballero, por ser muy educado, por tratarme tan bien... Él era detalloso en todos los aspectos y a pesar de que mis padres no lo aceptaban, yo seguía enamorándome de él. 
Un año después (en el 72), me propuso matrimonio y yo acepté. Mi padre no estuvo presente en la boda, lo cual me dolió demasiado. Pero eso era un indicio de que lo que había empezado mal, acabaría igual. Lo que más me afectó, licenciada, es que el hombre al que yo había entregado todo mi amor me falló... Dos meses después de habernos casado, apareció una señora con tres hijos diciendo que él era su esposo y que tenían una familia. ¡Yo no supe qué decir! Mi corazón se hizo pedazos en ese momento. Miré a los niños y me pregunté a mí misma «¿qué hice?», «¿por qué a mí?» «¡Mi padre tenía razón!». Él me había dicho:
—Hija, no te cases con él. No me parece muy sincero este hombre; es muy empalagoso...
Recuerdo aquellas palabras de mi padre y el hecho de que no le hice caso.
—Pensé que me era sincero —le dije a la señora—. No se vaya, espere hasta que llegue mi esposo, por favor...
Y así hizo. Cuando él llegó, uno de los niños corrió hacia sus brazos y le dijo «papito, ¿dónde estabas? Te quiero mucho».
Créalo, licenciada, me sentí morir. Por su parte, él no supo qué hacer ni qué decir. Se puso pálido y nervioso. Ella lo increpó:
—¿Por qué nos dejaste? Te fuiste sin decir nada y te casaste con otra persona, teniéndonos a nosotros. ¡Dime, ¿qué te hicimos?! ¿Por qué te fuiste?
Yo no resistí más y entré a mi casa (ya que estábamos en el patio) y me puse a llorar. Él entró y me dijo:
—Negra, sé que te he decepcionado. Te he fallado por no decirte que tenía tres hijos. ¡No quería perderte! Es que yo te amo de verdad y por eso me casé contigo. Lo de esa señora sólo fue una aventura. Yo no estoy enamorado de ella.
Y yo le contesté:
—Si fue una aventura ¿por qué tuviste tres hijos ¡de ella!? Aunque no estabas casado ya tenías una familia y esos niños no tienen la culpa de todo esto... Ten la bondad, no te quiero ver nunca más. Voy a superar esto algún día, así que vete.
Me separé de él, licenciada. A los dos años me comprometí con otra persona y tuve una sola hija, pero nunca más fui feliz, porque ese engaño me marcó para toda la vida...

Qué difícil que es la vida. Haberse enamorado tan perdidamente de alguien y haber sufrido este pesar dos meses después de la boda... Pero cada quién conoce sus batallas y lo complicado que es sobrellevarlas.
A veces nuestros padres se oponen a ciertas decisiones que deseamos tomar, pero su experiencia y ojos atentos se dan cuenta de esas cosas importantes que nosotros, enamorados, no podemos ver. Y por eso escucharlos no nos hace daño. Siempre digo: ¿cómo podemos estar tan seguros de conocer totalmente a alguien más, si nunca llegaremos a conocernos completamente a nosotros mismos?
Amemos, sí, pero démonos el derecho de dudar, porque nadie es cien por ciento bueno en esta vida, ni nadie es cien por ciento malo.
Historia emitida: 01/11/2015.

7mo programa: Consejos para un joven.

¡Queridos amigos! Les saludo desde el otro lado de la pantalla.
La noche de hoy les compartiré las historias que se contaron la tarde del domingo primero de noviembre, y así pronto llegaremos hasta las últimas que hemos relatado. (Disculpen siempre la demora en subirlas).
Iniciamos con una historia relatada por una persona joven, tal vez adolescente, que decidió con valentía escribirnos:
Saludos a las personas que conforman el programa "Historias de Amor". A pesar de ser joven, me ha motivado escribirles mi historia.
Conocí a una chica hace tres años en mi colegio. ¡Me movió el piso!, y me enamoré profundamente de ella. Pero de un tiempo para acá, la observo distinta. Le pregunto ¿qué ha pasado?, y ella me contesta que «nada». Pero a través de las redes sociales, descubrí que se escribe con otra persona. Así que le pregunté por qué tenía esos detalles con esa persona y me contestó que «esa es su vida». 
En realidad, no sé qué hacer. Mis amigos me dicen que la han visto con esa persona, y ¿yo qué hago si me siento desesperado? Es que tampoco quiero que me vean la cara... ¿Me podrían orientar?
Querido joven: estás iniciando una etapa de la vida en la que es correcto sentir algo por alguien más, que puede ser de tu misma edad o unos años mayor que tú (porque no todos tienen los mismos gustos o no todos viven las mismas circunstancias). Pero hay ciertas cosas que los adultos no nos enseñan porque no lo creen necesario, o al menos no lo demuestran con sus acciones para que ustedes, los jóvenes, aprendan. Y entre esas cosas está el ser libres y dejar que los demás lo sean (recuerda que ser libre no es lo mismo que ser libertino); respetar el espacio de los demás para que respeten el de nosotros.
Puedes sentir celos porque estás experimentando nuevas sensaciones; puede no gustarte el hecho de que ella se escriba con otra persona, pero no te asfixies con eso. Si ustedes dos son pareja (o novios, como lo llaman ahora), comunícale tu pesar para que lo resuelvan en paz y con tranquilidad, pues eso es lo que deberíamos hacer incluso los adultos (que muchas veces nos exaltamos sin escatimar en los sentimientos ajenos). Y eso, la comunicación, es otra cosa que no nos enseñan, ni con acciones.
En caso de que no sean pareja, no presiones a la dama. Tal vez ella no tenía las mismas intenciones contigo que las que tú tenías con ella. Si le preguntas y aclaras el tema, te podrías dar cuenta de cuáles son sus sentimientos y pensamientos. No podemos intentar conocer a las personas sólo por lo que vemos o lo que nos cuentan.
También recuerda que a nadie le gusta que le impongan las cosas, peor las relaciones. Si vas exaltado a preguntarle qué sucede, ella va a responder a la defensiva, como lo harías tú, como lo haría yo; porque es la forma en la que los humanos reaccionamos cuando nos sentimos incómodos con una exigencia mal planteada.
Y no te dejes llevar por el qué dirán, o por el orgullo que nos hace elevar el pecho intentanto ser grandes. ¿Que te vean la cara? ¡Corazón, si ella te engaña, no te está viendo la cara! Está quedando mal ella porque no demuestra sus valores. Tú siéntete tranquilo si la situación es así, porque es una enseñanza que te da la vida, pero no lo tomes como algo que hiera tu orgullo. Eso es algo que a la larga nos daña y nos hace fríos y distantes, y nadie nació para vivir frío o distante del resto.
Tómalo como el consejo de alguien que quiere que estés bien y piensa siempre antes de actuar. Si los adultos no te enseñan las cosas buenas de la vida, apréndelo en cada lección que ésta te dé.
Historia emitida: 01/11/2015.

domingo, 15 de noviembre de 2015

6to programa: Procuro olvidarte.

Esta historia que leerán a continuación, le sucedió a un caballero que dio su corazón a una dama que no supo valorarlo como él a ella, y aun así, no lo lamentó.




Lcda. Bexy. La saludo cordialmente y a la vez la felicito por tan hermoso programa. Créamelo, me transporta a mi juventud, a mi época de enamoradizo, porque le confieso: fui un hombre al que le encantaba enamorar a las muchachas de mi época. Conocí a muchas, es cierto, pero una de ellas, sólo una de ellas, me marcó de por vida...
Resulta que a esa dama la conocí en un hospital. Yo había ido a visitar a un amigo que estaba delicado de salud y ella estaba cuidando a su hermano que estaba enfermo. Nos hicimos amigos y le pregunté dónde vivía. Al siguiente día volví al hospital con el pretexto de ver a mi amigo, pero mis razones eran otras: ella; volverla a ver y conversar nuevamente con ella.
Pasó el tiempo..., la volví a ver un día saliendo de la iglesia y le pregunté:
—¿Cómo hago para conversar con usted?, porque en realidad me gusta mucho...
Ella agachó la cabeza y sonrió. Pensé: «¡yo también le gusto!».
A los tres meses, me animé y le fui a dar una serenata, pero pasé el susto de mi vida porque el mamá me descubrió y se enojó tanto que nos corrió. Recuerdo que gritaba:
—¡Salgan de aquí! ¡Quiénes serán ustedes que nunca los he visto por aquí!
Sin embargo, no me di por vencido. Me dije: «a esta hembrita yo me la conquisto porque me la conquisto». Aprovechaba cualquier oportunidad para verla, hasta que un buen día pude encontrarme con ella a solas y desde ese momento nos hicimos enamorados. Le confieso que llegué a amarla de verdad. Casi no me acercaba mucho a su casa porque al papá no le gustaba y ella me pedía que no lo hiciera porque su papá era muy celoso con ella y sus hermanas. Así que nos veíamos cuando podíamos, pero cada encuentro (por más corto que fuera) era muy hermoso.
Un día, un amigo me contó que la había visto irse con otro amigo mío. Yo simplemente no le cría. Le dije:
—No ha de ser, son tres hermanas. Tal vez te equivocaste.
A lo que él me contestó:
—No, amigo. ¡Es la misma enamorada tuya!
Traté de averiguar bien y, efectivamente, era cierto. Mi corazón se rompió en pedazos y fui ahí que me di cuenta de que realmente la amaba... Esa noche me reuní con unos amigos y desahogué mis penas en licor.
Pasó el tiempo y me encontré con mi amigo, ahora el esposo de mi gran amor. Me saludó muy atento y me preguntó:
—¿Qué es de tu vida hermano?
Yo respondí con un pesar incontenible:
—Bien, amigo. Me comprometí y tengo tres hijos.
Él, contento, exclamó:
—¡Qué bien! Me alegro de saber que estás bien. Yo también me comprometí con la mujer de mi vida.
Al escuchar esas palabras, sentí la muerte. Nos despedimos y a los cuatro meses nos volvimos a encontrar y me dijo:
—Hola, mi hermano. Contigo quiero hablar.
Recuerdo que el corazón se me aceleró. Pensé que tal vez se había enterado de que yo había sido enamorado de la que ahora es su esposa. Sin embargo, lo que me dijo fue aún peor:
—Quiero que seas el padrino de mi hija. La vamos a bautizar.
Yo no sabía qué decir. Él se preocupó y comentó:
—¿Qué sucede? Te pusiste rojo.
Yo me contuve y contesté:
—Me has sorprendido. No me lo esperaba... ¿Cómo así?
—¿Sabes? Aunque no nos hemos visto muy seguido, siempre te tuve consideración y quiero que seas mi compadre.
—¿Pero ya sabe tu esposa? —pregunté.
—Por ella no te preocupes, yo le digo y no pasa nada. Es más, te invito este fin de semana a mi casa, para que conozcas a tu ahijada.
No supe qué más decir. «Yo te aviso», fue lo único que salió de mis labios. Le comenté lo sucedido a mi compañero de colegio (el que me había contado de su relación) y me dijo:
—Hermano, lo pasado es pasado. Tristemente no sucedió nada con ella, son cosas del destino. Él es tu amigo, así que ve.
Y así fue: me armé de valor y fui a visitarlos. Cuando ella me vio, actuó como si nada, como si recién me conociera; en cambio yo..., yo estaba nervioso. Entramos a la casa, estuve ahí más o menos una hora y les dije que aceptaba ser el padrino de su hija.
Para no alargar la historia..., somos compadres. ¡Soy el padrino de la hija de la mujer a la que tanto amé! Con su esposo somos muy buenos amigos, pero aún me duele y a veces me pregunto «¿será que la estoy pagando por haber sido muy coqueto en mi juventud?». Mi pareja conoce mi historia. Ella me dijo:
—Son cosas que pasan en la vida; además, es pasado. Vive el presente que es lo que tienes ahora.
Llegué a amar a mi esposa; ella es una gran mujer con mis hijos y conmigo. Pero ahora que tengo 68 años y estoy bastante enfermo, pensando en los días que me quedan por vivir, recuerdo aquella dama de mi juventud como algo que fue y no pudo ser más.
Siga adelante con su programa, porque nos permite desahogarnos de cosas que tenemos guardadas en nuestros corazones.
Estimado amigo oyente, nos ha sacado un suspiro de tristeza con esta melancólica historia. Hemos escuchado muchas veces que incluso a los coquetos les llega «su dura», aquella dama que los engancha y les pone los pies en la tierra mientras da alas a su corazón y los lleva volando por las nubes. Pero no todos viven la felicidad de disfrutar el vuelo con ella. Como le sucedió a usted, le ha de haber pasado a tantos quienes han de comprender su dolor...
El destino, aquel caprichoso que juega con nosotros y nos tiene entre lo caliente y lo frío, entre la claridad y la oscuridad, entre lo dulce y lo amargo pero que nunca nos deja poner los pies en una sola tierra. Sí, ese destino que tiende a dar giros que nos dejan de cabeza... Y que a usted le dio el título de compadre, a ese destino no hay que subestimarlo, porque nos constantemente nos sorprende con los arrebatos más extraños e inesperados en nuestras vidas.
Pero viva feliz su presente, como le dice su amigo y su esposa y permítase disfrutar de lo que tiene, porque eso es lo que cuenta ahora.
Historia emitida: 25/10/2015.

6to programa: Lástima de amor.

La siguiente historia, fue relatada vía Facebook por una amiga oyente, quien pidió la canción «Lástima de amor» de Los Yonics. 


Nos escribió lo siguiente:
Buenos días lcda. Bexy. Le escribo para contarle mi historia de amor y a la vez pedirle su opinión acerca de lo que estoy pasando.
Conocí a un caballero chileno hace cinco años. Es gerente de una empresa a nivel nacional (venta de libros) por lo que hace visitas a las instituciones donde tiene contratos para saber cómo van los vendedores a nivel nacional. Cuando lo conocí, yo estaba con una amiga. Él se nos acercó, saludamos y empezó a hablar de la empresa a la que él representa. Mi amiga se interesó por un tomo, así que solicitó nuestro número de teléfono. En la tarde me llamó para hacerme una invitación a servirnos algo y conversar... ¡Él quería ser mi amigo! Yo acepté y determinamos una fecha. Aquel día, fuimos a comer. En ese primer encuentro me dijo que yo le gustaba.
Pasaron los días y nos hicimos enamorados. En el trato, sra. Bexy, no tengo queja alguna. Él siempre ha sido un caballero; me ha respetado y ha sido educado.
Él se hospedaba en Guayaquil y venía a verme a Portoviejo. Un día me dijo que quería hacer el amor conmigo, pero yo no quise así que me dijo:
—Bueno, si no quieres, no te obligo. Pero dime algo, ¿por qué no quieres?
Yo le contesté:
—Porque mi anhelo es hacerlo con la persona que va a estar a mi lado siempre... Tú no eres de aquí y te puedes ir como si nada.
Pero él replicó:
—Al menos te queda como recuerdo de haberlo vivido.
Aquella vez no pasó nada. Seguimos siendo enamorados pero a distancia. Nos empezamos a comunicar por correo y por teléfono también. Él siempre me ha invitado a su país.
—¡Ven a visitarme! —me suele decir.
Las tres veces que me he decidido a viajar, han existido contratiempos. Siempre algo pasa y el viaje se me hace nada.
Una ocasión que estábamos conversando, me pidió que abriera un perfil de facebook para chatear con él por esa vía, así que hace unos días lo hice, tal y como él quería. Uno de esos días, él estaba de cumpleaños, así que le envié varias frases, entre ellas una que decía «mi amor, ¡feliz cumpleaños! Te amo.», y le coloqué una imagen bonita. Pero él respondió: «mmm... plos». Confuso, ¿no? Así que lo llamé para aclarar ese mensaje que no lograba entender. Le pregunté por qué me había contestado así y él se quejó diciendo:
—¿Por qué abrió un facebook sólo para mí? No veo ningún familiar suyo y además lo ha creado con otro nombre, no con el suyo. En cambio en el mío yo sí tengo a mis amigos. Ellos piensan que su facebook lo he abierto yo (como para aparentar que tengo novia). No me creen que ha sido usted. No voy a negar que se pasó con el mensaje de felicitaciones, muchas gracias por eso. Igual la quiero.
Yo lo escuchaba por teléfono sin decir una palabra, entonces él continuó:
—¡Pero venga a mi país a conocer a mi familia! Y después, poco a poco la voy a presentar a todos —su voz era apremiante, luego cambió el tono a una mayor exigencia y molestia—: ¡Hágalo! ¡Siento que ha querido manejar dos cosas a su manera! Ha querido dañar mi reputación de soltero ante mis amigos (por lo del facebook) y no viene a mi país. ¡Le repito, la invito a que venga!
¡Estoy confundida! Primero me dice algo y después se siente tan inconforme y dice otra cosa. ¿Cómo puedo continuar con esta relación si su forma de ser es tan exigente conmigo? Ya no soy una adolescente, licenciada, soy una mujer hecha y derecha. ¿Entonces por qué me sucede esto?
Querida amiga... Aunque desconozco la edad que tenga, si usted se considera una mujer hecha y derecha, es hora de que ponga las cartas en la mesa y que aclare, tanto para usted misma como para él, si esa relación tiene futuro o no... Las distancias suelen complicar bastante las relaciones, si es que estas no tienen una base sólida en la cual construirse. Así que pregúntese a usted misma: ¿es esto lo que quiere? ¿Se siente completa con esas conversaciones a distancia y esos pequeños encuentros que se dan cuando él viene a su país?
Tal vez necesitan mejorar la comunicación entre ambos, porque existen tanto malentendidos que quedan sin aclararse cuando el orgullo y la inseguridad se permiten intervenir en la relación. Si siente que su amor es más grande que eso, ¡aventúrese! Pero asegúrese que esté pisando tierra firme..., porque su vida es preciosa como para dejarla que se hunda en arena movediza.
Y si estos consejos no le ayudan, ¡escuche a su corazón! ¡Preste atención a su mente! Y sobre todo, ¡permita que su alma se sienta en paz con las decisiones que vaya a tomar!
Historia emitida: 25/10/2015.

sábado, 14 de noviembre de 2015

5to programa: La pareja ideal.

¡Queridos lectores (y amigos oyentes)! Primeramente, les debo una disculpa por la demora en subir las historias de amor que relatamos en el programa del mismo nombre. Ha sido un tiempo desde la última actualización y aunque nos habíamos comprometido a subir cada uno de los relatos, les hemos incumplido.
¡Pero el día de hoy les traemos todos los que faltan!

La historia con la que comenzaremos fue relatada en anónimo por una fiel oyente del programa, que nos escribió lo siguiente:
Saludos efusivos, señora Bexy. En primer lugar, permítame felicitarla por su excelente programa. Créame, escuchando las anteriores historias, me he motivado a contarle la mía, aunque es algo corta...
En el año de 1981 (cuando yo tenía 21 años) conocí a un joven muy apuesto, educado y respetuoso. Nunca me trató de «tú», siempre fue «usted». 
Nos veíamos a escondidas porque mi padre era demasiado estricto con mis hermanos y no se diga conmigo que era su única hija mujer (soy la penúltima de mis hermanos).
La primera en enterarse fue mi mamá. Como sabía cómo era mi papá, me dijo:
—Hijita, por favor, termina esa relación. Tu papá jamás va a aceptar que tú estés enamorada.
En realidad no sabía qué hacer porque me había enamorado como nunca. ¡Amaba a ese hombre! Él también le tenía mucho respeto a mi papá porque sabía cómo era.
Un tiempo después, se enteraron mis hermanos y por último, mi papá. Un tío se lo había contado así que me torturó para que le confesara. Sin embargo, me aguanté los golpes y armándome de valor le dije que sí estaba enamorada, que no era nada malo, que él (mi enamorado) quería hacer las cosas bien; ¡quería casarse!
Esa noche mi papá se enfermó del coraje. No sabíamos qué hacer... A los tres días le mandé una carta al dueño de mi corazón contándole todo lo que había sucedido. Me respondió en otra carta diciendo:
—¿Sabe qué? No pasemos más tiempo. Pase lo que pase, nos seguiremos amando más y mamá. Voy a decirle a mi papá para armarnos de valor y pedir su mano en matrimonio. Me quiero casar como Dios manda... ¿Usted qué dice? Si me acepta, el próximo mes que mi papá llega de su viaje vamos a su casa. ¡Pase lo que pase, le juro que usted será mi esposa y la madre de mis hijos!
Cuando leí la misiva, yo temblaba sólo de pensar... Verlos llegar a mi casa y ver a mi papá enojado.
Para no hacer larga mi historia, él cumplió; cuando llego el papá, buscaron padrinos y vinieron a mi casa. Le confieso que nunca había sentido tanto miedo como aquella noche. El padrino que buscó era una persona muy amiga de mi familia, tanto que mi papá estimaba mucho a la de él. Aun así, yo no salía de mi cuarto, pero escuchaba cuando el amigo le decía a mi papá que mi enamorado lo había buscado de padrino para pedir la mano de su hija en matrimonio.
—Él es un buen muchacho con muy buenos sentimientos y quiere casarse con su hija.
Sin embargo, mi papá se levantó como queriéndole pegar a mi enamorado pero mi mamá lo detuvo del brazo diciéndole:
—¿Qué vas a hacer? ¡Por favor, tranquilízate! Es peor que nuestra hija se nos vaya si usted la niega en matrimonio.
Mi papá se sentó, dio un golpe en la pared y exclamó:
—Si supieran que es la niña de mis ojos... —luego miró a mi mamá y le dijo—: ¡Llama a esa sinvergüenza!
Mi mamá me llamó, pero yo no me atrevía a salir... Tenía mucho miedo. Cuando salí, saludé nerviosa con la cabeza agachada. Mi papá me preguntó:
—¿Cierto que estás enamorada de este señor?
Miré a mi enamorado y él me devolvió la mirada con angustia. Me arrecosté al lado de mi mamá y le respondí con voz muy baja:
—Sí, papá. Estoy enamorada.
Al escucharme, cerró los puños muy fuerte, suspiró y se quedó en silencio. Al rato, levantó la cabeza y dijo:
—Está bien, pero eso sí, caballero: no los quiero cerca de mí, porque donde usted maltrata a mi hija, ¡no sé qué le haría!
Así que, tres meses después, ¡nos casamos! Tuvimos cuatro hijos: dos mujeres y dos varones; y hasta ahora nos seguimos amando... Es un amor tan bonito; siempre nos hemos respetado, nunca nos hemos tuteado. La mayor parte del tiempo la hemos pasado juntos. Ya tenemos nietos y mi familia es toda una adoración. Es cierto que sufrimos mucho cuando éramos enamorados, pero de casados hemos vivido una vida llena de regocijo. Le doy gracias a Dios por la familia que tengo...
Si he de pedirle una o dos canciones que me hagan pensar en este amor, serían: «Quiero amarte», de Rafael (que hace un tiempo atrás él me la dedicó), y «La pareja ideal».

Una historia muy linda con un final feliz para ambos protagonistas, que nunca desistieron ante las oposiciones que existían para su amor...
Cierto es, que para nuestros padres, las mujeres somos las «niñas de sus ojos», «las princesas de papá» y que muchas veces esto los vuelve sobreprotectores cuando queremos dar el primer paso en la vida matrimonial... Hemos de comprender que ellos, como personas más experimentadas, lo hacen porque conocen de la crueldad que hay en el mundo que limita la puerta de nuestro hogar y que ante nuestros ojos enamorados es invisible. 
Nuestra amiga oyente se enamoró de una persona que desde el principio la respetó y que, hasta el día de hoy, la sigue cuidando y adorando como a un tesoro. Pero a muchas señoritas (y cabe recalcar que a los caballeros también les pasa) no les toca esa suerte... En este pequeño planeta, existen millares de personas con distintas personalidades, distintas culturas, distintas ideologías, distintas prioridades y siempre tendrán mucho para sorprendernos (así también como para asustarnos). Por eso papá y mamá se preocupan tanto del futuro de sus adorados hijos, que por tantos años estuvieron bajo el cuidado de sus enseñanzas; porque llegará el día en que liberarán ese abrazo protector para que sean otros brazos los que abriguen el corazón de su progenie...; porque para ellos no hay protección más cálida y fuerte que la de ellos. Pero algún día todos seremos padres, y nos tocará proteger, y nos tocará liberar, porque la vida se basa en amar aquí, presentes, en la calidez del hogar, y allá, a la distancia, en el nacimiento de una nueva familia.
Historia emitida: 11/10/2015.

jueves, 8 de octubre de 2015

4to programa: Tengo derecho a ser feliz.

La última historia de este domingo es relatada por un caballero, quien escogió el tema «Tengo derecho a ser feliz» de José Luis Rodríguez para recordar su historia de amor.




Esta historia me está quemando por dentro, sin saber qué hacer...
Soy divorciado, viví una vida muy difícil sentimentalmente. A los tres años de divorciado he conocido a una persona muy especial, que ha hecho que vuelva a creer en el amor. Los dos estamos libres pero ambos tenemos hijos. El asunto es que ninguno de ellos acepta este romance y se nos torna muy difícil. Mis hijas no están de acuerdo y sus hijos peor.
La semana pasada, una de mis hijas se encontró con uno de los hijos de ella y la situación se volvió bochornosa. Estaban en un lugar donde había público y se dijeron cosas bastante fuertes.
En realidad, licenciada, estoy muy triste porque amo a mis hijos, pero ¿no cree usted que merezco una nueva oportunidad? Y ella también..., ambos la merecemos.
Sí, amigo... ¡Tiene el derecho a ser feliz!
Los hijos deberíamos pensar en todo lo que hicieron nuestros padres por nosotros, el amor que depositaron en cada uno de nuestros pasos y la paciencia con la que aceptaron nuestros errores y nos guiaron por el camino del bien... Entonces ¿por qué no dejarles ser felices? 
En ocasiones esa felicidad puede representar un empleo, la jubilación; a veces es vivir con nosotros, sus hijos, o lo contrario, vivir apartados de todos, en la tranquilidad del campo o el tedío de la ciudad. ¡Es su felicidad! Y esa felicidad, a veces suele ser el amor... Sí, porque para el amor no hay edad. Y es que cuando crecemos, empleamos el vuelo y formamos nuestro propio hogar. Pero nuestros padres quedan solos, el uno con el otro. Y en el peor de los casos, cuando uno de los dos falta (ya sea por divorcio, como en este caso, o por el fallecimiento de cualquiera de los dos), la soledad no es la mejor compañía, y el amor de los nietos y los demás parientes no llena ese vacío que queda en el corazón... Entonces aparece un nuevo amor; con canas, arrugas y una historia pesada sobre los hombros. Pero es un amor. ¿Por qué no dejarlos ser felices? ¡Es su vida, y como tal, deben vivirla! 
Nunca sabemos cuándo hemos de partir, pero mientras tanto, vivamos y dejemos vivir en el regocijo del amor y de la felicidad. Y si, como hijos, estamos preocupados por los problemas que tendrán como pareja, dejémosles ser..., pues si ya han manejado una vida entera, podrán con los años y los problemas que vendrán.
Historia emitida 04/10/2015.

4to programa: Enamorada y herida.

La tarde del cuatro de octubre relatamos tres historias, cada una con un matiz de nostalgia. Sin embargo, la historia que a continuación les contaremos, refleja la triste realidad de ciertos matrimonios. No les digo más y les dejo con la voz de Marisela en la canción «Enamorada y herida», escogida por nuestra amiga oyente, quien nos envió su historia de amor.



Allá por el año de 1960, conocí a un joven cariñoso y apuesto. Yo tenía 22 años y él 26. Mis padres nunca se enteraron de nuestro romance ya que nos comunicábamos a través de las cartas. Mi madre tenía una comadre con la que se llevaban muy bien y a quien siempre visitaba y mi enamorado era amigo de su hija, así que con ella me enviaba las cartas.
Un día, fuimos a un baile de la hermana de la comadre y él estaba allí. Sin despertar sospechas me sacó a bailar y créame Sra. Bexy, fue lo más hermoso escuchar palabras tan bonitas al oído y sentir un apretón de manos, porque ni siquiera podíamos acariciarnos. El no poder vernos hizo que ese amor fuera cada vez más intenso...
Pasaron dos años y fui con mis hermanos a lavar al río. Ahí aproveché un descuido de ellos y dejé la ropa lavada en una tina que recuerdo, era de esas grandes. Mi enamorado estaba escondido esperando el momento oportuno, y cuando llegué a él, salimos corriendo. Más adelante tenía un caballo en el que nos fuimos cabalgando hasta llegar a un lugar donde no nos encontraran.
Todo era hermoso... Tuvimos seis hijos: dos mujeres y cuatro varones. Con el tiempo salimos del campo y nos vinimos a Portoviejo, y fue ahí cuando la tragedia empezó...A los seis meses de llegados, él comenzó a salir con unos amigos a los que encontró en la ciudad. Empezó a tomar; farreaba; llegaba en las madrugadas..., y comenzó a maltratarme, ¡incluso delante de mis hijos! Él tenía un pequeño negocio, y allí conoció a otra persona... Nos descuidó totalmente a mis hijos y a mí. Fue tanto el resentimiento de mis hijos mayores hacia él, que me dijeron:
—Mamá, no queremos que soporte a nuestro papá. Si se buscó a otra persona es porque dejó de amarte a ti y a nosotros que somos sus hijos.
En la actualidad, sé que no fue feliz. A pesar de estar separados, ya no le recuerdo rencor. Lo he perdonado porque sé que pagó todo lo que nos hizo... Sin embargo, no dejo de recordar que al inicio todo fue hermoso.
Mis hijos siempre están pendientes de mí, adoro a mis nietos y tengo una vida tranquila. El pasado ya quedó atrás.
Es una realidad que algunos amores inician con la inmensidad del sol, y de repente se enfrían, como si el astro se hubiera apagado. Muchas veces nos dejamos impresionar por los primeros versos, por las primeras miradas, por los primeros «te quiero», pero nunca llegamos a conocer a las personas realmente, ni a nosotros mismos... Muchos factores pueden revelar quienes verdaderamente somos, como sucedió en esta historia. Tal vez él se dejó impresionar de la moderna y viciada ciudad, y descuidó el amor que un día profesó a su esposa e hijos, pero el tiempo le dejó ver que la vida pasa facturas y no nos vamos sin pagarlas...
Historia emitida 04/10/2015.

4to programa: Desde aquel día.

¡Buenos días, buenas tardes o buenas noches, queridos lectores y oyentes! El día de hoy les traigo las historias que fueron relatadas el día domingo 04 de octubre durante el programa radial Historias de Amor por Radio Farra 95.7 fm se prende en el aire.
Aquella tarde empezamos el programa con una historia muy conmovedora e impactante que de seguro les ha de sacar una lágrima a más de uno.
Nuestra querida oyente que envió su relato, eligió la canción «Desde aquel día», de Rafael, e inicia su historia de la siguiente manera:




Hola, señora Bexy. La felicito por tan lindo programa ya que nos permite recordar momentos de nuestra juventud y parte de nuestras vidas. Me he motivado a contarle mi historia de amor porque, me imagino, le debe haber pasado a muchos.
Conocí al amor de mi vida a los 19 años... Creo que ambos nos flechamos porque con la mirada sentí una corriente por todo el cuerpo; ¡parecía que mi corazón se salía! Aquella tarde nada ocurrió, pero a los ocho meses nos volvimos a encontrar y él me preguntó cómo me llamaba. Me llamó la atención que su apellido era igual al mío, pero me dije «¡Bueno, puede ser una coincidencia!». En ese momento me dijo:
—Desde el primer día que la vi, me he enamorado de usted.
Yo me puse nerviosa cuando se acercó. Le dije que no lo hiciera porque mis padres eran muy celosos, pero la realidad es que a mí me gustaba mucho. Eran cortas las veces que nos veíamos y ¡a escondidas! A los once meses mis padres se enteraron y me castigaron y prohibieron que lo volviera a ver, con la excusa de que él había venido de otra parte y no conocían a su familia. Pero esa prohibición aumentó más nuestro amor; sólo nos podíamos comunicar a través de cartas que las personas amigas nos entregaban sin que mis padres y hermanos se enteraran.
Un día, la mamá de él se enteró y le dijo que tampoco estaba de acuerdo con nuestro amor. Es más: ¡no podía ser! Él le dijo:
—¿Por qué, si es una chica de familia y tiene buenos modales?
Entonces ella respondió:
—Ya es hora de que sepas la verdad... Hijo, tú y esa señorita son primos-hermanos, sólo que nunca se enteraron porque fue una aventura y ni siquiera tu padre se enteró que tú existías. Se murió sin saber. Cuando yo quedé embarazada, él se fue a la Sierra y no supe más de él.
Cuando me escribió contándome la historia, créame Sra. Bexy, ¡me sentí morir! Mis padres no lo permitirían. Yo le respondí que con el dolor en mi corazón nos teníamos que alejar. Nunca más volví a saber nada de él... A los seis meses conocí a un joven de mi barrio y me fui con él. Tuve tres hijos; dos niñas y un varón. Ellos ya son adultos y profesionales, cada uno ya tiene su vida hecha. Pero, a pesar de mi edad, todavía no supero esa historia de amor...
Varias veces, durante este espacio, hemos mencionado al destino... Esta historia demuestra lo inesperado que puede ser éste y lo triste que nos puede hacer. Solemos decir que el mundo es pequeño, pero no por esto hemos de subestimarlo, pues, a pesar de su tamaño, poco nos conocemos los que estamos cerca. Así es como le sucedió a nuestra querida amiga, a quien su sangre misma impuso barreras entre su amor y a la cual el destino le jugó una mala carta.
Tal vez se casó por primera vez, tal vez formó su vida alegre, pero cuando somos marcados por el recuerdo ardiente de un primer amor, estar enamorado no volverá a ser lo mismo...
Historia emitida 04/10/2015.

domingo, 4 de octubre de 2015

3er programa: Mi persona favorita.

¡Y este domingo por fin tuvimos la historia de amor de una pareja joven! Les compartimos su historia contada desde la perspectiva de nuestro joven caballero quien goza de su vida de recién casado con su querida esposa.


Comienza hace muchísimos años atrás. Sucede que un señor, amigo del padre de nuestro joven caballero, iba a predicar a la casa de ellos y siempre llevaba a una de sus hijas. Como eran niños, él, su hermano y la niña se ponían a jugar. Después de un par de años, la familia empezó a asistir a la iglesia y a los niños los mandaban a la iglesia para niños, donde esa preciosa niña como él la describe también iba. Entonces crecieron y ambas familias se llevaban muy bien. Sus caminos se fueron disipando con el tiempo. Él se graduó en su ciudad natal y de manera inmediata se fue a vivir con su familia a otra ciudad, hasta que un día, para su sorpresa, ¡ella le escribe por Facebook! Como cosas de la vida, nos cuenta él, coincidieron en un concierto cristiano realizado en Canoa, donde platicaron y él sintió cómo el corazón se le aceleró por ella. Cuando el concierto terminó, intercambiaron números y desde aquel momento no dejaron de conversar, o como le llaman los jóvenes ahora, chatear. Hubieron ocasiones en las que él se iba con su familia a su ciudad natal, pero él siempre encontraba la manera de verse con ella. Ella estudiaba medicina, y una vez que salía de la guardia, la invitó a la playa. Su plan era declararle su amor en ese momento, pero como ella estaba muy cansada, la sorpresa quedó arruinada. Pasó el tiempo, y el día en que uno de sus hermanos le iba a pedir la mano en matrimonio a su enamorada, él aprovechó la situación y le pidió ser enamorados. ¡Pero no fue la escena romántica que él había planeado! Sin embargo, ella le aceptó con lágrimas en los ojos. ¡Él no podía contener su sonrisa de enamorado! La fue a dejar a su casa y luego regresó a la playa con su familia. Ellos estaban contentos con la sonrisa. Meses después, su hermana menor viajó a Portoviejo por cuestiones de estudios, y él aprovechaba para visitar a su tierna amada. El destino quería que estuvieran juntos, y cuando a ella le sortearon la rural, ¡le tocó en Santo Domingo, lugar donde él vivía!
Su relación es tan bonita, que un año después de enamorados, le pidió la mano en matrimonio. Y hace más de dos meses se encuentra felizmente casado con el amor de su vida. Como él dice, Dios ya había juntado sus corazones para ser uno solo. Se describe como un cordón de tres dobleces: Dios, ella y él. Y un cordón así no se separa fácilmente, pues comenta él…, Dios buscó la manera para que sus caminos quedaran entrelazados.

Le deseamos la mejor de las felicidades y fortunas a esta pareja de recién casados. Y me he de imaginar que muchos han de sonreír con esta historia, pues el sentimiento de un amor que empieza es algo que han de haber experimentado ya. Deseémosle lo mejor y que Dios los siga bendiciendo.
Historia emitida: 27/09/2015

3er programa: Callados.

El domingo 27 de septiembre tuvimos la oportunidad de contarles varias historias através de Radio Farra 95.7 fm se prende en el aire. Entre esas, está la siguiente historia al ritmo de las voces de Camilo Sesto y Ángela Carrasco en la canción «Callados».


 

Se trata de una pareja que en la actualidad viven juntos e incluso ¡ya son abuelos! Muchos años atrás, da la casualidad de que vivían en el mismo sector de Portoviejo y a pesar de esto ¡nunca se vieron! Él conocía a la familia de su hoy amada; a sus padres y hermanos pero a ella nunca la había visto en el barrio.
En algún momento en uno de sus viajes de regreso desde Guayaquil, ambos coincidieron en el mismo autobús. Nuestro caballero recuerda haberse impactado con su belleza, pero él estaba con mala noche y lo único que quería era sentarse y dormir durante el trayecto. El sueño pudo más que las ganas de conversar con ella, y se quedó dormido, pero el chofer frenó bruscamente y él se levantó asustado. Le pidió al chofer que condujera más despacio, y en ese preciso instante se encontró con la mirada de su amada, así que con todo el valor del mundo le pidió a la persona que iba sentada a su lado que cambiaran de puesto. Una vez sentado junto a ella, entablaron conversación. Le preguntó dónde vivía y se soprendió con su respuesta.
—¡Cómo, si ese es mi barrio! Cómo es que no he visto esta belleza...
Impactado con la dama, le ofreció pasarla dejando, así que ella aceptó confiada.
Ahí empezó todo: él la enamoró y ella aceptó. Al año se casaron, pero antes de casarse él se aseguró de comprar todo; alquiló un departamento e iba guardando todo lo que adquería para su nueva vida de casados. Recuerda que entre esas cosas, compró una olla arrocera de color naranja.
Algún misterio tendrá esa olla arrocera para que venga al recuerdo de nuestro querido caballero.
Hasta el día de hoy viven felices y disfrutan del amor de sus hijos y nietos, y más que nada, de ese amor que se profesaron desde el primer cruce de miradas.
La canción dedicada para su historia hace que esta pareja se llene de emoción y les recuerda mucho la fortaleza y respeto con los que creció su amor. Esperamos que puedan seguir disfrutando de esta felicidad por mucho tiempo más, y que las páginas que quedan en blanco del libro de sus vidas, sean escritas con la sabiduría con la que han vivido hasta ahora.

Historia emitida: 27/09/2015

miércoles, 23 de septiembre de 2015

2do programa: Te juro que te amo.

Esta semana sólo los pudimos complacer con dos historias debido a las peticiones de canciones de nuestros oyentes, ¡pero siempre estamos encantados de brindarles lo mejor! Les seguimos invitando a que escuchen el programa Historias de Amor por Radio Farra 95.7 FM (Ecuador) todos los domingos a las 18:30 (UTC-5) conducido por la Lcda. Bexy Santos de Narváez.
La siguiente historia, fue relatada por un caballero que decidió que la canción «Te juro que te amo» de los Terrícolas sería perfecta para el recuerdo de su amor. Con ustedes la canción y lo que nuestro amigo nos contó:


Conocí a una joven dulce y sencilla, que a primera vista me flechó. En cuanto pude le escribí una carta allá por el año de 1961. Resulta que mis padres eran muy estrictos y cuando se enteraron nunca aceptaron nuestra relación. ¡Créalo Lcda. Bexy que se me partió el corazón cuando mis padres me mandaron a casa de mis tías a estudiar! Yo muy triste y acongojado le conté a mis tías y ellas me dijeron que mis padres no se llevaban con los padres de la chica y que jamás aceptarían esa relación. Créalo Lcda., que cada día era más fuerte el amor que le tenía. Para no hacerle tan larga la historia cada quien cogió su rumbo, y le confieso Lcda..., no la he vuelto a ver, pero todavía la recuerdo con tanta dulzura, un amor que jamás pudo ser. Le ruego me complazca con la canción Te juro que te amo de los terrícolas, cada vez que la escucho el corazón  llora por dentro, porque fue un amor tan puro. Espero escuchar mi historia de amor. Éxitos  y la felicito un excelente programa siga adelante.
Tal vez nos recuerde esta historia un poco a la de Romeo y Julieta..., un amor que ambas familias no aprobaban. Entendemos el sentimiento de nuestro amigo, y la dulzura con la que la describe nos dice mucho de la sinceridad de su amor por la damisela que conquistó su corazón. Un amor imposible, pero inolvidable.
Los esperamos este domingo con más historias por Radio Farra. Tengan una linda semana.
Historia emitida 20/09/2015.

2do programa: No son palabritas.


La siguiente historia nos la contó una dama mediante nuestra página de Facebook. Con la voz de Heleno en la canción «No son palabritas», les complacemos con el relato:
Hola, ¡qué maravilloso es volver a recordar mi historia de amor... Comenzó cuando él y yo teníamos 13 y 14 años, allá por el año 1972. Éramos vecinos y estudiantes. Él estudiaba en la escuela Tiburcio Macías y yo en la Horacio Hidrovo Velásquez. En la actualidad todavía está la casa esquinera en la calle Chile y Alajuela.
Así empieza su relato... Al parecer, es otra linda historia que comienza en la infancia. Qué hermoso ha de ser para nuestra amiga recordar esos momentos, ¿no? Después nos comenta que:
Este enamoramiento de niños fue algo... ¿cómo lo digo?, problemático, ya que a mi madre no le gustaba él. Pero fue tanto nuestro amor que nada ni nadie nos pudo separar. Pasó el tiempo y él se fue del barrio, así que nos dejamos de ver. Yo empecé a estudiar la secundaria en el colegio de señoritas Portoviejo y él en el Olmedo. Los chicos que estudiaban ahí solían ir a esperar a las chicas a las puertas del Portoviejo, y aunque aún lo hacen, en aquellas épocas era distinta la forma en que nos enamoraban: con respeto y educación.
Siguiendo con la historia, fue en ese entonces que nos encontramos. ¡Tan grande fue mi emoción! Me invitó a conversar en el antiguo parque Eloy Alfaro debajo de un árbol que todavía está. De él recibí algunos regalos que aún guardo: un joyero musical, una polvera en forma de manzana, fotos dedicadas, cartas, tarjetas con mensajes de amor... y el regalo que más atesoro es la canción con la que pactó nuestro amor: «No son palabritas» de Heleno. Y cierto es, no sólo fueron palabritas sino hechos. Tanto así, que todavía estamos juntos.
Para vernos, teníamos amigos en mi barrio que nos avisaban cuando mi mamá salía a casa de una vecina a ver por la televisión la novela Esmeraldas (para ese entonces sólo la vecina tenía un televisor en blanco y negro). A pesar del esfuerzo de nuestros amigos, mi madre se enteró de que yo me veía con él. ¡Aún no sé cómo lo hizo! 
Con una sonrisa, nuestra querida dama recuerda aquel momento.
¡Mi mamá me dio una paliza e incluso me sacó del colegio y me mandó a estudiar a Quito! Sin embargo, él me fue a buscar hasta allá. Mi hermano, con quien vivía, se enteró de que él estaba ahí y recibí otra paliza de su parte.
Después de tantos contratiempos, no nos quedó más remedio que formar un hogar cuando ambos éramos estudiantes, allá por el año de 1982. Dos años más tarde, nos casamos. En la actualidad, tenemos 55 y 56 años respectivamente y no tenemos hijos por cosas del destino. Pero nos hemos visto crecer, hemos sido adolescentes, jóvenes y adultos juntos, y ahora estamos próximos a la vejez... 
Tenemos 43 años siendo pareja y ambos somos docentes. La vida nos ha puesto muchas pruebas, pero hemos sabido afrontarlas. Así es el amor... ¡Y bueno! Esta es mi historia; si yo pusiera interés hasta escribiría un libro sobre este cuento. Todavía hay muchas cosas que contar, tantas experiencias vividas que ambos guardamos... Gracias por transmitir mi historia de amor.
Y así termina este hermoso relato. En aquel tiempo era así, ¿no? Los chicos iban a los colegios para señoritas y las enamoraban de las formas más bonitas, con respeto y consideración. Me alegro por nuestra amiga oyente que envió su historia; a pesar de las dificultades, como ella mencionó, nada ni nadie los pudo separar y hoy disfrutan de ese amor sincero que sienten como si fuera la primera vez.
Para terminar con este post, les dejo con una frase de Jakcson Brown Jr.:
Los hombres y las mujeres a veces descubren que es difícil encontrar a la pareja deseable para el matrimonio. Puede ser cierto. Pero hay otro componente en la situación: no es suficiente encontrar a la persona adecuada, nosotros debemos ser la persona adecuada.
Historia emitida 20/09/2015.

martes, 22 de septiembre de 2015

1er programa: Escándalo.

La tercera historia de amor es de una pareja que en la actualidad disfrutan del largo camino que han recorrido juntos y de lo que falta por recorrer, tomados de la mano.



Nos cuentan que se conocieron cuando eran muy niños. Solían jugar juntos y con otros niños; por lo que puedo decir, es un amor destinado a ser. Entre ellos existía una atracción innegable. Ella siguió estudiando y él, por circunstancias de la vida, se tuvo que ir a otra ciudad. Una vez que vino de paseo a Portoviejo, se encontraron. Los dos habían crecido; los niños que alguna vez fueron se sonreían entre sí con la galantería de la juventud.. Ella era toda una mujer y él todo un hombre. Entonces se enamoraron profundamente, pero también fue un amor casi imposible porque sus padres no aceptaron su relación.
Con el paso del tiempo ambos se casaron con parejas distintas, tuvieron hijos, y se hicieron profesionales. Sin embargo, cuenta don Samuel (nombre protegido) que cuando se encontraban y saludaban, su corazón lloraba. ¡Él aún sentía algo por ella!, pero ambos respetaron a su pareja. Pasaron los años y enviudaron. Entonces, se volvieron a encontrar y se casaron, y ahora están felices juntos. A sus 75 años de vida todavía disfrutan de ese gran amor que se tienen. 
Es encantador saber que los amores hechos a la antigua todavía existen..., y qué hermoso que algunos -como este- hayan surgido desde la infancia. 
Alguna vez leí por ahí que una pareja de ancianos explicaba por qué su relación todavía duraba y entre palabras y otras, la respuesta era: "en nuestros tiempos... si algo se rompía, lo arreglábamos". No dejemos que los bajones nos alejen de nuestras parejas y aprendamos a solucionar nuestros problemas, a la antigua.
Para finalizar esta encantadora historia de amor, don Samuel le dedica esta linda melodía al gran amor de su vida.



Colorín colorado, este amor sigue de largo.
Historia emitida 06/09/2015

1er programa: Esta cobardía.

La segunda historia de amor esta noche, es la de un caballero que se enamoró profundamente de su tercera enamorada a quien conoció en una fiesta. 

Aquella noche no pudo acercarse a ella por temor a sus padres, sobre todo a la madre, quien no se desprendía de la bella dama por la que él tanto suspiraba. No se quedó quieto y buscó la forma de averiguar su nombre; para esto, intentó bailar con ella pero no se atrevió a hacerlo. Cuenta don Gerónimo (nombre protegido) que cada vez que sus miradas se encontraban, sentía una corriente fría.





Dos meses después, se encontraron en la entrada de la iglesia con una amiga. Él se acercó y le preguntó en dónde estudiaba, a lo que su amiga le dio el nombre del colegio. El día lunes muy temprano estaba en la entrada de la institución de la hermosa chica y le entregó una carta, manifestándole su gran amor. Él era mucho mayor que ella, y a pesar de eso, la muchacha le correspondió. Pero no todo es del color de las rosas; cuando sus padres se enteraron, la internaron en un colegio de monjas. Ya no la podía ver..., no tenía noticias de su gran amor, y ambos padres se oponían a su relación.

A nuestro galán se le presentó una oportunidad de trabajo fuera de la provincia y fue difícil que ambos corazones se volvieran a encontrar. Sin embargo, al siguiente año él asistió a la fiesta de su pueblo y ahí la volvió a ver. Emocionado por esto, se dijo a sí mismo: 

—¡Me armo de valor ante sus padre y pido permiso para bailar con ella!

Pero eso fue imposible pues sus padres no la dejaron bailar con él, así que sacó a bailar a una amiga de ella y le entregó una carta para que se la diera sin que los padres se dieran cuenta. Al otro día ella le respondió la misiva manifestándole que ese gran amor que ambos sentían no podía ser, pues sus padres no lo aceptaban. Él regresó a su trabajo, embargado de tristeza. 

El tiempo pasó y con esto la vida: conoció a otra chica y se casó con ella. Tuvieron 6 hijos: 2 varones y 3 mujeres. Posteriormente se enteró que ella también se había casado y tuvo su familia. En la actualidad, ambos están casados y él la recuerda como un amor que nunca pudo ser. Como cosas de la vida, da la casualidad que su último hijo es compañero de colegio de uno de los hijos de ella y se llevan muy bien. 

El mundo es pequeño y redondo; si caminamos hacia la izquierda, tarde o temprano nos encontraremos con quien escogió el camino hacia la derecha, sin escatimar las circunstancias. Tal vez ya no seremos los mismos, tal vez la vida haya pintado canas y arrugas en nuestros rostros, pero si alguna vez fue, eso no se podrá olvidar.

Nuestro caballero pensó en dos canciones al recordar su historia. Les complacemos con los vídeos para que ustedes las escuchen.



Historia emitida 06/09/2015

1er programa: El Prendedor.

La primer historia que voy a contarles es de un amor al que el destino no le dio el final que sus protagonistas deseaban.



Ella recuerda, allá por los años sesenta, la nobleza y el respeto con que se solía cortejar a una dama. Nacida en un rinconcito de Manabí, conoció a un joven guayaquileño a la edad de 20 años en la celebración de un matrimonio. Tal como si el destino lo hubiera querido, se conocieron y tiempo después él le manifestó el amor que sentía por ella. En ese entonces le dedicó la canción «El Prendedor».
Él, mayor a ella por unos siete o nueve años, solía viajar cuatro horas cada fin de semana, desde Guayaquil, para poder verla y, como en aquellos hermosos tiempos, las cartas no podían faltar..., el medio de comunicación más romántico que ha podido haber. Un día, envió a su empleado para que le hiciera llegar una carta, sin embargo, ella nunca la recibió.
Por la tarde, como era de costumbre, él fue a retirar la carta que su amor debía contestar, pero no había respuesta, por lo que viajó aquel fin de semana hasta Manabí muy enojado y en cuanto se encontraron, lo primero que de sus labios salió fue:
—¿Por qué no has contestado la misiva? 
Ella se sorprendió por el recibimiento y respondió:
—Nunca llegó tu carta.
Pasaron dos horas conversando y después de contentarse los unos a los otros, ella recuerda que él dijo:
—Amor, cuando le ofrezca matrimonio, lo haré una sola vez en la vida. Recuérdalo.
Así pasó el tiempo, y un día, en el mes de octubre, ella viajó con su familia y unas cuantas amigas más a Guayaquil. Decidieron encontrarse y conversaron como era de costumbre. De repente, él mencionó algo que la tomó desprevenida:
—Amor, ¡casémonos a escondidas! ¿Qué te parece? Más tarde paso para que me des la cédula y así levantamos actas y en Navidad viajo a tu casa con mis padres y pedimos la mano a tu madre. Ahí le contamos lo sucedido...
Ella lo pensó y después asintió.
—Bueno, casémonos.
Ella le comentó a una de sus amigas para que ella y el esposo hicieran de testigos, pero el plan falló, pues su amiga le contó a la mamá lo que su hija pensaba hacer. Un rato después, encontró a su madre en un mar de lágrimas y preguntó:
—Mami, ¿qué le pasa? ¿Por qué llora?
Su madre la miró y cuestionó:
—¿Es cierto que te vas a casar con ese loco?
Su hija suspiró y en un intento de calmar a su madre, dijo:
—Ah, mamá. ¿Por eso llora? No se preocupe, si es por eso que está así, no me casaré. Es más, ¡aquí no ha pasado nada! Tan sólo no se me enferme.
La madre quedó tranquila con aquella dolorosa decisión. En la tarde, nuestro galán llegó muy contento y la llamó.
—¿Qué hubo? Vengo a ver la cédula como quedamos.
Para su pesar, ella contestó:
—¿Sabes...? Se me quedó la cédula en Portoviejo, no la traje.
Él se sintió muy enojado y exclamó:
—¡Recuerda que un día te dije que sólo una vez en la vida te ofrecería matrimonio!
Se marchó enfurecido y tras esto, pelearon. Al día siguiente, muy por la mañana la madre le informó que ese mismo día regresarían a Portoviejo. No lo volvió a ver por mucho tiempo. Estaba dolida...
Diez años después, se volvieron a encontrar. Él se había casado y ¡tenía 3 hijos! Ella se sintió destrozada al verlo, pues en su interior la llama aún no se apagaba. Sin embargo, quedaron como amigos...
Tres años más tarde, él fue a Portoviejo a visitarla nuevamente. En sus brazos cargaba a un niño de dos años, que -como él mencionó- era el fruto de una aventura fuera del matrimonio con una china. Ella le preguntó:
—¿Cómo puedes hacer sufrir a tu esposa?
Él se molestó y bajó las escaleras de la casa, encendió su vehículo y subió el volumen lo más alto que pudo mientras hacía sonar la canción «Culpable soy yo».
Con eso, se despidió y desde ahí nunca más se volvieron a ver.
Un tiempo después, a manos de ella llegó un periódico viejo donde anunciaba su muerte...
Nuestra dama recuerda con mucha nostalgia su triste historia de amor. En la actualidad es una mujer profesional de setenta años y con una vida ya formada. Disfruta del cariño de sus hijos y del fruto de su esfuerzo en su trabajo... Sin embargo, él sigue en su corazón.



Aquí termina nuestra primera historia de amor. Como dije al inicio, no tuvo el final que ambos hubieran deseado, pero las cartas que quedaron escritas relatan la existencia del tesoro de dos corazones.
Historia emitida el 06/09/2015.